La vista oral del Gran Juicio en Catalunya se habrá liquidado en cinco días. Este viernes queda visto para sentencia, y la Fiscalía mantiene su petición de inhabilitar diez años a Artur Mas por desobediencia.  El 9-N de 2014, el presidente  catalán ignoró la posición del Constitucional que prohibía poner las urnas, no la interpretó bien, como se ha oído en la sala, o lo hizo con pleno conocimiento de causa.

Ese día, 2,3 millones de ciudadanos acudieron a depositar sus papeletas y un 80% apostó por la creación de una República independiente.  Como los resultados no pasaron por la criba de técnicos independientes,  parece razonable contemplarlos con cierta distancia.

En cualquier caso, la sentencia traerá cola. Si es indulgente, será una bajada de pantalones para los que defienden, desde uno y otro lado, el choque de trenes. Pero si la Sala del TSJC hace suyas las peticiones de la Fiscalía, los lamentos del independentismo llevarán el sello de la falta de independencia judicial, y acelerará la marcha hasta el desenlace. ¿Cuál…?

Todo está a punto para que la tensión política no decaiga. Concluido el juicio oral, recepción en la Generalitat a los tres encausados. A continuación, rueda de prensa del presidente Puigdemont.  El  diputado Homs también asistirá al encuentro porque el lunes 27 comparecerá ante el Supremo por los mismos hechos. Carme Forcadell, presidenta del Parlament,  aguarda su propia resolución por permitir una votación que supuso otro paso adelante en el  llamado procés.

Si la cascada de fallos es condenatoria, el acelerón para celebrar la consulta está perfectamente diseñado. Pero si el Ejecutivo de Mariano Rajoy la impidiera, la celebración anticipada de elecciones autonómicas estaría cantada. En las últimas, la independencia rozó, pero no consiguió, la mayoría absoluta.

Mientras, la actividad es febril. Ya está en marcha la ampliación de la red de embajadas comerciales hasta alcanzar un total de 42. Y como telón de fondo, el propósito de la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon  de pedir a Londres la celebración de un segundo referéndum de independencia.