Miles de personas congredas en la Plaza de Sant Jaume celebrando con cava la proclamación de la república independiente de Cataluña al tiempo que gritaban que se arriara la bandera de España del Palau de la Generalitat, esa es la foto desgarradora del viernes 27 de octubre de 2017, una jornada que pasará a la historia de nuestro país como fecha señalada de un gran fracaso político. El Govern de la Generalitat es el único culpable de saltarse la Ley de un Estado democrático, pero Mariano Rajoy pasará a la historia como el Presidente que fue incapaz de impedir que un Parlament y un gobierno elegidos gracias a la Constitución que ilegítimamente han derogado.
Se ha consumado el desastre
El Gobierno de Rajoy ha hecho lo único que podía hacer: aplicar el artículo 155 de la Constitución. PSOE y Ciudadanos no tienen más remedio que apoyar al Gobierno en este trance, porque no se trata de apoyar a un Gobierno que durante demasiado tiempo no vio o no quiso ver lo que estaba ocurriendo en Cataluña, se trata de apoyar al Estado. No queda otra. Podemos considera ilegítima e ilegal la proclamación de la independencia de Cataluña, pero no respalda la aplicación del 155. Sin embargo ningún gobierno de ningún Estado democrático puede permitir que una parte de su territorio se separe y se salte la legalidad constitucional. Nadie está por encima de la Ley.
Poco antes de que el Parlament aprobara la declaración de independencia, el Senado aprobaba la puesta en marcha del artículo 155 de la Constitución y, al mismo tiempo que miles de personas celebraban la república no reconocida por nadie, el Consejo de Ministros aprobaba el cese del president de la Generalitat y todo su gobierno. Pero nos adentramos en un territorio desconocido y peligroso porque la aplciación del 155 no va a ser nada fácil y esperemos que el Gobierno de Rajoy no vuelva a hacer el ridículo como sí lo hizo el 1 de octubre, cuando toda España y todo el mundo puedo ver como los catalanes que quisieron votaron en un referéndum que según Rajoy no se iba a producir. Y votaron en unas urnas compradas por internet y trasladadas desde Francia a España en las mismas narices de los servicios de inteligencia de la tercera potencia del euro.
Grave fractura social
Alegría de miles de personas en Cataluña sí, pero temor y tristeza de otros muchos miles. Puigdemont (PdCat), Esquerra y la CUP han partido Cataluña por la mitad. La crispación y la ruptura de la convivencia es innegable. Se señala al no independentista, se le insulta, se le excluye, se le hace el vacío. Se discute en las familias, entre los vecinos. Hoy en Cataluña hay vencedores y vencidos, pero la Generalitat se adentra en un terreno muy peligroso porque su república no tendrá reconocimiento internacional y no se es un estado si nadie te reconoce. Costará muchos años superar el desgarro de convivencia en Cataluña y nos tocará vivir momentos muy tensos en los próximos meses a todos los españoles.
Este desastre impactará en la economía e impactará de lleno en lo que queda de Legislatura. No solo hay temor en los catalanes, ese temor se extiende a todos los españoles.
Tras lo ocurrido este 27 de octubre podemos dar por finalizada la etapa democrática que vio la luz en 1978. España entra en una nueva fase de su joven democracia y solo cabe esperar que los líderes políticos y todos los ciudadanos estemos a la altura como lo estuvieron quienes fueron capaces de llevar a España de una dictadura infame y cruel a un democracia plena.