La situación interna de Cataluña no puede ser más tensa ante el desafío independentista y, especialmente, tras los hechos ocurridos el 1 de octubre y la declaración de independencia en diferido que hizo el presidente Carles Puigdemont.

La división social, plasmada en las manifestaciones multitudinarias por y contra el independentismo se ha visto reflejada también dentro de un colectivo especialmente sensible a las decisiones políticas, los Mossos d’Esquadra.

Como cualquier cuerpo de seguridad, los trapos sucios se suelen lavas en casa, coloquialmente hablando, pero la tensión en Cataluña ha producido que entro de los mossos se esté produciendo una total división, especialmente tras su actuación en el 1-O y las acusaciones de policías y Guardia Civil o del propio Ministerio del Interior.

Y ha sido al propio departamento que dirige Juan Ignacio Zoido donde ha llegado una carta abierta de un mosso describiendo esta situación de máxima tensión dentro del cuerpo. La misiva, a la que ha tenido acceso El País, recoge la “situación indeseable para un cuerpo policial a raíz del desafío independentista por una parte de la sociedad catalana”.

Este agente, que firma la carta con iniciales, explica que “los que integramos este cuerpo estamos sufriendo de forma injusta la rotura del mismo en los principios básicos y elementales que han de primar en esta profesión”.

La “rotura” de los Mossos

“Esa rotura”, continúa la carta del mosso, “se ha traducido, después de los lamentables y vergonzosos hechos ocurridos los días 20 de septiembre y, sobre todo, a partir del día 1 de octubre, en una presión en el servicio sobre los agentes que no nos sentíamos cómodos con las instrucciones dadas, y que habíamos expuesto razones legales recogidas en la Constitución, las Leyes y las ordenes de jueces y fiscales en relación a los hechos y las 'sugerencias' de realizar el servicio de una forma (como poco) infrecuente, recibida de nuestros mandos inmediatos o superiores”.

El sentimiento que mejor puede definir a como nos sentimos es el de 'secuestro', pues cuando te condicionan tu actuación profesional de forma sutil (no la podrías probar ante un juicio, por ejemplo), en forma de amenazas veladas, otras más directas, también presiones en forma de instrucciones de hacer o no hacer respecto a impedir los actos preparatorios y ejecutivos del referéndum o se te amenaza con aperturas de expediente, no encontramos en la inacción el 'pago del rescate'”.

“Muchos de nosotros nos sentimos sometidos a un control anormal de nuestras acciones en el servicio por parte de los mandos y los propios agentes que han manifestado sin rodeos su postura ideológica, algo inadecuado en una profesión como la nuestra. Nos estamos enterando de que incluso se estarían haciendo listas de agentes y mandos 'españolistas', como nos llaman entre otras cosas, seas catalán de toda la vida o no, y que no es más que el querer actuar de forma legal y profesional. Nada que se pueda probar, claro, pero de evidente efecto sobre nosotros y nuestras familias y que nos confirma que dirigen una especie de vendetta 'antiespañolista'”.

El autor de la carta también tiene claro que, tras hacerse pública, “saldrán posteriormente con seguridad autoridades de la Generalitat a desmentir que existan las presiones o las situaciones que en esta carta se describen, es su trabajo. Pero la realidad que aquí cuento es la mía y la que me refieren mis compañeros de sus experiencias personales”.