Resulta llamativo escuchar a Paco Núñez exigir hoy lo que su propio partido recortó sin titubeos durante la legislatura de María Dolores de Cospedal. El presidente del PP de Castilla-La Mancha ha reclamado este lunes, tras reunirse con el Sindicato Médico (CESM), “aumentar la dotación de profesionales, dar estabilidad a las plantillas y recuperar la carrera profesional sanitaria”, comprometiéndose incluso a un “plan de choque” si alcanza el Gobierno regional. Pero basta revisar los años en los que el PP dirigió la Junta para comprobar que aquellas palabras chocan con los hechos que marcaron la sanidad castellano-manchega entre 2011 y 2015.

Durante la etapa de Cospedal, la región sufrió el mayor recorte sanitario de su historia reciente. Se despidieron 2.791 profesionaes del SESCAM, casi un 10% de la plantilla total, según datos del propio Servicio de Salud y de los sindicatos. Se eliminaron sustituciones de larga duración, se paralizaron concursos de traslados y se cancelaron ofertas públicas de empleo, bloqueando la incorporación de nuevos médicos y enfermeros durante toda la legislatura. Mientras Núñez defiende hoy la “estabilidad laboral”, su partido impuso entonces contratos temporales y precarios para cubrir necesidades estructurales, sustituyendo la estabilidad por la inestabilidad más absoluta.

La incoherencia política se evidencia también en la defensa actual del PP de la carrera profesional sanitaria, una reivindicación que la propia Cospedal eliminó durante los años de recorte. Aquel ejecutivo no solo frenó el desarrollo de la carrera profesional, sino que redujo las retribuciones de los trabajadores sanitarios hasta un 3,8% de media.

Las decisiones de entonces no se limitaron al ámbito laboral: la Junta de Cospedal cerró 668 camas hospitalarias, paralizó las obras de cuatro hospitales y suprimió inversiones en centros de salud, reduciendo la partida presupuestaria de inversión sanitaria de 296 millones en 2009 a apenas 48 millones al término de la legislatura.

"Una persona congruente con lo que dice"

La contradicción entre el discurso actual y la práctica pasada no pasa desapercibida. Núñez, que ha insistido en que es “una persona congruente con lo que dice”, parece olvidar que la “congruencia” de su partido en materia sanitaria se tradujo en despidos, precariedad y listas de espera. De hecho, el denominado “plan plantillas horizonte” elaborado por el Gobierno de Cospedal proyectaba un escenario con 5.752 plazas menos en el sistema sanitario regional respecto al inicio de su mandato, situando al Sescam en niveles de 2005.

Mientras el dirigente popular apela a “retener talento y garantizar la estabilidad profesional”, conviene recordar que miles de sanitarios castellano-manchegos se vieron obligados a emigrar a otras comunidades o al extranjero durante aquellos años por la falta de oportunidades en el sistema público regional.

Tampoco puede pasarse por alto que la política sanitaria del PP incorporó medidas como el copago farmacéutico, que penalizó especialmente a los pensionistas y a los sectores con menos recursos. Ahora, Núñez promete “modernizar la Atención Primaria” y “reducir las listas de espera”, pero omite que fue precisamente bajo el Gobierno de Cospedal cuando las demoras alcanzaron cifras récord y se multiplicaron las derivaciones a centros privados.

Frente a los mensajes actuales del líder popular sobre la necesidad de “un sistema más eficaz y eficiente”, la memoria de los profesionales y pacientes castellano-manchegos conserva aún el impacto de una etapa de recortes que dejó hospitales paralizados, plantillas desmanteladas y un servicio público exhausto.

Las palabras de Núñez suenan bien, pero resultan difíciles de creer cuando proceden de un partido que, en cuanto tuvo oportunidad de gobernar, redujo el personal, congeló la carrera profesional y recortó la inversión sanitaria hasta niveles de emergencia.