Tras varios meses en los que los datos económicos han avalado la gestión del Gobierno socialista en Castilla-La Mancha, el presidente del PP regional, Paco Núñez, ha comenzado a derivar su discurso hacia la crítica constante, culpando a Emiliano García-Page de cualquier situación política, económica o institucional, incluso de aquellas que escapan completamente al ámbito competencial de la Junta de Comunidades.
En las últimas semanas, Castilla-La Mancha ha recibido informes positivos sobre su evolución económica. El empleo ha continuado creciendo, los indicadores de inversión pública y privada siguen mejorando, y los principales organismos económicos han valorado de forma favorable la gestión del Ejecutivo autonómico. Lejos de reconocer estos avances o de ofrecer una oposición constructiva, Núñez ha optado por redoblar sus ataques, recurriendo incluso a argumentos sin conexión directa con la política regional.
Desde la semana pasada, el líder del PP castellanomanchego ha responsabilizado a García-Page de la crisis política derivada de los casos de corrupción que afectan al entorno del PSOE a nivel nacional, como el conocido caso Koldo, el papel de Santos Cerdán en la estructura del partido o la figura de José Luis Ábalos. Lo sorprendente no ha sido la denuncia en sí, sino el intento de vincular directamente al presidente autonómico con hechos en los que no ha tenido ni participación ni responsabilidad alguna.
Desde el Gobierno regional como desde el PSOE de Castilla-La Mancha han recordado que, en los más de diez años que García-Page lleva al frente del Ejecutivo autonómico, no se ha producido ni un solo caso de corrupción. Frente a la sospecha y la crispación, la realidad institucional en la región se caracteriza por la estabilidad, la eficacia en la gestión de los fondos europeos, y una apuesta clara por el refuerzo de los servicios públicos esenciales como la sanidad, la educación y la atención social.
Este cambio de rumbo en el discurso del Partido Popular en Castilla-La Mancha responde a una estrategia de desgaste basada en la dificultad de criticar con argumentos sólidos la gestión del Gobierno regional. Ante unos datos económicos positivos y una realidad institucional estable, el PP ha optado por desviar el foco hacia la política nacional, tratando de vincular a Emiliano García-Page con decisiones y polémicas que escapan completamente a su ámbito de actuación.
Detrás de esta deriva parece haber un claro componente de inquietud electoral. El buen ritmo de la legislatura, el mantenimiento del respaldo social al proyecto del PSOE y la imagen de moderación que proyecta García-Page continúan siendo factores que dificultan al PP abrir una brecha sólida entre el electorado.
Núñez reclama a Page que "acabe con la legislatura" de Sánchez
Precisamente, el líder 'popular' lleva varias semanas afirmando que Emiliano García-Page tiene en su mano la posibilidad de poner fin al Gobierno de Pedro Sánchez, atribuyéndole una capacidad de influencia sobre los diputados socialistas de Castilla-La Mancha en el Congreso de los Diputados que no se corresponde con el funcionamiento real del sistema parlamentario.
Núñez insiste en que Page debería forzar a sus representantes a votar contra el Ejecutivo central, responsabilizándolo incluso de mantener con vida una legislatura que él califica como “una agonía” tras los escándalos que involucran a José Luis Ábalos y Santos Cerdán.
Afirmaciones que no solo carecen de base institucional, sino que evidencian una estrategia que busca utilizar la figura del presidente autonómico como ariete contra el Gobierno de España, ignorando deliberadamente la autonomía de ambas esferas políticas y de los diputados socialistas de Castilla-La Mancha en la Cámara Baja.