El presidente del Partido Popular de Castilla-La Mancha, Paco Núñez, ha vuelto a exhibir una ambición política que contrasta con su realidad institucional. Durante el pregón de las fiestas patronales de Malagón (Ciudad Real), el dirigente popular dio un discurso en el pregón, cortó la cinta inaugural y encendió los cohetes como si ostentara la presidencia de la región, a pesar de que su único cargo institucional es el de diputado autonómico raso en las Cortes de Castilla-La Mancha, al igual que otros 32 parlamentarios.
El episodio ha reavivado las críticas sobre la insistencia de Núñez en proyectarse como presidente regional sin serlo, un papel que los votantes ya le han negado en dos ocasiones. En 2019 y 2023 perdió con claridad frente a Emiliano García-Page, y las encuestas más recientes apuntan a que el socialista volverá a imponerse en las elecciones autonómicas de 2027, lo que prolongaría la condición de Núñez como candidato derrotado.
Lejos de asumir su papel institucional, el líder del PP castellano-manchego se presenta en actos públicos como si fuera la máxima autoridad de la región. Para el PSOE del municipio, lo ocurrido en Malagón es una muestra de poco respeto institucional y escasa talla política, ya que un pregón de fiestas populares se convirtió en un mitin encubierto en beneficio de un dirigente que no representa a la región.
El PSOE de Malagón ha recordado que Núñez no ostenta ninguna responsabilidad ejecutiva y que su participación en el pregón supuso un intento de confundir a la ciudadanía al mezclar institución y partido. Los socialistas han lamentado que el protagonismo de un simple diputado eclipsara tanto al pregonero oficial como a las personas distinguidas durante la jornada festiva.
El alcalde alienta el uso partidista de las fiestas
La maniobra ha salpicado también al alcalde de Malagón, Adrián Fernández, por alentar un uso partidista de las fiestas patronales. Su decisión de colocar a Núñez en el centro del acto ha sido interpretada como una muestra de sumisión interna, una forma de agradar a su jefe de partido incluso a costa de desvirtuar una celebración que debería haber estado presidida únicamente por el espíritu institucional y vecinal.
Desde el PSOE se ha llegado a señalar que el propio presidente de la Diputación de Ciudad Real, Miguel Ángel Valverde, difícilmente pudo sentirse cómodo con esta escenificación, lo que explicaría su ausencia en el pregón pese a ser la máxima autoridad provincial. El gesto de Fernández, por tanto, no solo generó malestar en el ámbito local, sino que también evidenció tensiones internas en el propio PP provincial, donde Núñez ha recibido críticas veladas por su manera de acaparar el protagonismo.
Una estrategia repetida
Lo ocurrido en Malagón no es un hecho aislado, sino que forma parte de una estrategia repetida de Paco Núñez: apropiarse de escenarios públicos y símbolos colectivos para proyectarse como lo que no es. Con dos derrotas a sus espaldas y sin más respaldo institucional que su escaño, Núñez intenta suplir su falta de poder con una puesta en escena propia de un presidente regional. Pero los hechos desmienten esa imagen: no gobierna, no representa a Castilla-La Mancha y no tiene más autoridad que la de un diputado autonómico más.
Así, el dirigente popular vuelve a poner de manifiesto una táctica que se repite: exhibirse como jefe del Ejecutivo regional a base de gestos y apariciones. Una escenificación que, lejos de consolidar su liderazgo, acentúa la distancia entre la imagen que pretende proyectar y la realidad política que lo sitúa como un candidato perdedor en 2019, en 2023 y, previsiblemente, en 2027.