El verano ha traído consigo el temor a las llamas que arrasan montes, bosques y tierras de cultivo en toda España. Pero mientras en comunidades como Galicia o Castilla y León el fuego ha dejado tras de sí un balance devastador, en Castilla-La Mancha el resultado ha sido muy distinto. Ningún incendio se ha quedado sin medios y todos han sido sofocados en tiempo y forma. No ha sido casualidad, sino fruto de un dispositivo planificado y permanente, ideado por el Gobierno de Emiliano García-Page, que ha convertido a la región en referencia no solo nacional en materia de prevención y extinción de incendios forestales.

La consejera de Desarrollo Sostenible del Ejecutivo autonómico, Mercedes Gómez, lo resumía este martes con rotundidad. "En ningún incendio de Castilla-La Mancha han faltado medios". Frente a las críticas de la portavoz del PP en Castilla-La Mancha, Carolina Agudo, que acusaba al presidente y a sus consejeros de no haber acudido a las localidades afectadas, Gómez replicaba con lógica: quienes apagan los incendios no son los políticos, sino los bomberos y bomberas forestales y los técnicos del Plan Infocam.

En esa línea, ha recalcado que el dispositivo contra incendios de Castilla-La Mancha cuenta con reconocimiento internacional y no tiene "nada que envidiar a nadie", frente a la estrategia de comunidades como Galicia o Castilla y León, donde la improvisación ha provocado que se dispare el número de hectáreas arrasadas este verano.

Menos superficie quemada que en 2024 gracias a la planificación

Desde el 1 de junio se han registrado en Castilla-La Mancha 837 incendios en el medio natural, un 31% que en el mismo periodo de 2024. Sin embargo, la superficie afectada se ha reducido casi a la mitad: 3.238 hectáreas frente a las 5.900 del año pasado.

Gómez ha subrayado que este balance provisional demuestra la eficacia del dispositivo del INFOCAM, capaz de sofocar el 87% de los fuegos en fase de conato. Incluso en un mes de agosto especialmente virulento, con más incendios que el año anterior, los daños han sido notablemente menores: 1.368 hectáreas calcinadas frente a las 2.034 de 2024.

Con más de 2.000 profesionales en activo los 365 días del año y un presupuesto de 116 millones de euros, el operativo regional ha reforzado tanto la extinción como las labores preventivas y ha prestado además apoyo en comunidades como Galicia, Castilla y León, Asturias o la Comunidad Valenciana.

La Junta de Comunidades subraya que estos datos reflejan la eficacia del dispositivo diseñado por el Gobierno de Emiliano García-Page, en contraste con lo sucedido en otras regiones donde la falta de planificación ha multiplicado los daños.

La improvisación del PP dispara los incendios en Galicia, Castilla y León y Madrid

El contraste con otras comunidades gobernadas por el PP es evidente. Mientras en Castilla-La Mancha los cortafuegos estaban trazados, los montes desbrozados y las brigadas forestales desplegadas antes de la llegada del verano, en Galicia, Castilla y León o Madrid se ha confiado todo a la improvisación y la temporalidad. El resultado ha sido devastador. En Galicia, Ourense se ha convertido en epicentro de las llamas con decenas de miles de hectáreas arrasadas, y en Castilla y León el fuego ha golpeado con dureza a provincias como León o Zamora, superando las cifras de campañas anteriores.

El modelo del Gobierno de García-Page, con brigadas estables todo el año y una estrategia de prevención reforzada, ha permitido contener los daños en la región, mientras que en esos territorios la falta de planificación ha multiplicado la superficie calcinada y ha desatado críticas sociales y políticas a sus gobiernos autonómicos.