En la primera carta que escribió en junio 2015 para denunciar los hechos no entró en detalle, pero esta vez sí lo ha hecho. Matilde Solís, exmujer de Carlos Fitz-James Stuart y una de las mujeres de la alta sociedad sevillana que denunciaron abusos y vejaciones sufridos presuntamente a manos del psiquiatra Javier Criado, publicaba ayer en su cuenta de Facbook esta carta, muy breve pero estremecedora:

“Hola! En la carta que escribí hace meses, no especifiqué a qué tipo de abusos me sometió Javier Criado, así que lo digo ahora. Sufrí abusos sexuales. A parte de todo lo demás. Las mujeres que han dado su testimonio, me han dado mucha fuerza. Que se avergüence el psiquiatra. Yo no lo haré más”.

Psiquiatra de prestigio y cofrade de postín, el cerco judicial contra quien fuera uno de los baluartes de la Sevilla más tradicional se estrechaba en diciembre de 2015, cuando 25 de las 32 presuntas víctimas ratificaron en el Colegio de Médicos de Sevilla los testimonios que habían presentado en los meses anteriores ante esta institución acusando al psiquiatra de haber incurrido en mala praxis profesional y de haberlas sometido a "tocamientos impúdicos" y relaciones sexuales "no consentidas" en su consulta "y en su propia casa". 

Hechos prescritos

Aunque las denuncias fueron formuladas por una treintena de mujeres, nunca podrá confirmarse si el psiquiatra y ex hermano mayor de la Hermandad de Pasión cometió los delitos de abusos sexuales y contra la integridad moral de los que lo acusaban quienes habían sido sus pacientes. Los hechos denunciados han prescrito en todos los casos salvo en uno, que habría sido cometido en 2015.

Fue por este último caso que Criado tuvo que comparecer hace dos semanas ante una juez de Sevilla. Quien fuera psiquiatra de cabecera de buena parte de la alta sociedad sevillana declaraba ante la juez lo que ya declaró en su día: que todo era mentira y producto del “ánimo de venganza de todas las mujeres", las cuales se habrían confabulado contra él. Sin embargo, ha quedado demostrado que no se concoían entre ellas.

En su archivo del caso en enero de 2017, la Audiencia no compartió los argumentos del recurso de las víctimas, que habían pedido la reapertura de la causa porque los hechos denunciados se llevaban “produciendo más de 30 años" y eran constitutivos de un delito continuado. La prescripción, entendían las defensas, "no debe señalarse en función de la fecha en que ocurrieron, sino desde que las víctimas han tenido capacidad para entender lo que les había ocurrido y el daño psicológico producido", es decir, en 2015.