Aunque la crisis del PP sea genéricamente una mala noticia para Juan Manuel Moreno, la caída de Pablo Casado favorece los intereses del líder del PP andaluz, cuyo poder orgánico se vio discutido y erosionado por la dirección nacional del partido cuando Teodoro García Egea estaba al frente de la sala de máquinas de Génova 13.

Baste recordar el congreso provincial del PP de Sevilla, donde el candidato de Moreno fue derrotado por Virginia Pérez, respaldada por Casado y Egea. Y no es solo en Sevilla donde Moreno no cuenta con mando en plaza, como sería lo propio de quien se convirtió en el líder indiscutible del partido al alcanzar la Presidencia de la Junta de Andalucía. Las direcciones provinciales de Granada, Córdoba o Jaén tampoco le son especialmente afines: de ahí que su entendimiento y complicidad con Feijóo sean tan relevantes en términos orgánicos.

La elección de Alberto Núñez Feijóo como presidente del partido, programada como un aterrizaje suave y sin contratiempos, tendrá lugar en un congreso extraordinario que muy probablemente se celebre en Sevilla, a principios de abril.

No hay confirmación oficial de que el congreso nacional que encumbrará a Feijóo vaya a celebrarse en Sevilla, pero en el entorno del presidente andaluz se está dejando correr el rumor de que es la opción más probable. La designación de capital andaluza como sede del cónclave enviaría un mensaje inequívoco a las provincias, cuyas direcciones se apresurarían a tomar buena nota.

Hoy por hoy, Andalucía es la agrupación territorial más importante del Partido Popular. Le sigue Madrid en peso orgánico, aunque el peso político del PP de la comunidad de Madrid siga siendo superior al de Andalucía. La líder madrileña Isabel Díaz Ayuso ha demostrado tener una capacidad de desestabilización del partido que no es imaginable en Andalucía, donde la organización tiene una tradición de disciplina y lealtad a la dirección nacional que ni ha tenido Ayuso ni tuvieron antecesores suyos como Alberto Ruiz Gallardón o Esperanza Aguirre. El PP de Madrid como verso suelto no lo ha inventado Ayuso.

Entre los pesos pesados del partido, el apoyo más fiable con que cuenta hoy y puede contar en el futuro inmediato el líder gallego es Juan Manuel Moreno. Ayuso le ha trasladado su apoyo explícito, pero no es una política de fiar para el futuro presidente del PP, tanto porque son bien conocidas sus aspiraciones a liderar la organización nacional como por el sesgo marcadamente populista de su perfil político.

Moreno no tiene aspiraciones nacionales y además es el primer interesado en que se calmen las aguas en el seno del Partido Popular. Andalucía celebrará elecciones en un máximo de diez meses y en San Telmo son conscientes de que el ruido interno es letal para sus intereses electorales, y más en un momento político muy favorable a Vox tras el gran resultado obtenido en Castilla y León.

En principio, tanto Moreno como Feijóo parecen partidarios de no dar entrada a Vox en gobiernos del Partido Popular. Que lo parezcan no significa, sin embargo, que lo sean. El presidente andaluz nunca ha dicho explícitamente y con todas sus letras la frase ‘Vox no entrará en un gobierno que yo presida’. Qué hacer con Vox es precisamente el gran desafío que tendrá que afrontar el PP de Feijóo... y de Moreno.