Personalmente hubiera preferido no hacerlo, pero políticamente resultaba inexcusable. El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, clausurará finalmente el próximo fin de semana el congreso andaluz del partido que reelegirá a Susana Díaz como secretaria general

Todo un 'marrón' para el líder del 'nuevo PSOE'. Y toda una prueba de fuego para el sentido de la disciplina –y de la hospitalidad– de los socialistas andaluces, que no deberían evidenciar en público y a la vista de todo el mundo el escaso apego que sienten por Sánchez.

Dadas las profundas diferencias entre ambos, todos los ojos estarán muy atentos ese domingo al más mínimo detalle de cómo se escenifica públicamente el difícil encuentro de Díaz y Sánchez. Mucho tendrán que disimular los dos para que no se les note la antipatía mutua.

El enfrentamiento político y personal entre ambos se saldó en primarias el pasado 21 de mayo con la victoria incontestable de Pedro Sánchez, pero las heridas que dejó la batalla están lejos de haberse cerrado. Una ocasión para empezar a hacerlo fue el 39 Congreso Federal que ratificó a Sánchez como secretario general, pero el cónclave sólo sirvió para evidenciar todavía más el abismo que separa a la dirección nacional de la federación más importante del partido.