Las encuestas les son propicias, pero los socialistas no están eufóricos. No olvidan que también les eran inequívocamente favorables cuando arrancó la campaña de las elecciones andaluzas del 2 de diciembre y las derechas los expulsaron de la Junta de Andalucía.

'No permitáis vuelva a pasar': este podría ser el santo y seña del cuartel general socialista para movilizar a la confiada infantería que hace cuatro meses se quedó en su casa, con el desenlace por todos conocido.

El clima que reinaba esta medianoche en el centro cultural y deportivo Vistazul de Dos Hermanas era, pues, de optimismo, pero no de un optimismo desatado.

Se buscó para el pistoletazo de salida de la carrera electoral un espacio modesto, con cabida para apenas unos cientos de personas y sobriamente enganalado con carteles y pantallas luminosas con los lemas ‘Haz que pase’ y ‘La España que quieres’. En realidad, tampoco esas eran horas para moviizar a las masas.

La cuenta atrás

El formato elegido por los responsables del Partido Socialista para abrir la campaña del 28 de abril intentó mezclar lo lúdico y lo político, como si con los marchosos acordes de la banda que acompañaba al vocalista del grupo rockero de los 80 Tequila intentaran conjurar los fantasmas que acechan a la izquierda.

La idea, más o menos, era que diez segundos antes de las 12 de la noche el líder y sus seguidores corearan el recuento hacia atrás, 10, 9, 8, 7… hasta 0, momento en que aparecería en una pantalla vertical de fondo rojo la leyenda ‘Haz que pase’, con la que Sánchez quiere vencer a “no a los tres tenores, sino a los tres temores de la derecha”, según proclamó en un juego de palabras inspirado pero sin pasarse.

Sin embargo, el candidato se puso a hablar y a hablar, se pasó de las 12 como un cuarto de hora y la peliculera cuenta atrás de 10 a 0 quedó algo deslucida. Gajes del directo.

Un tipo duro

Sobre el ‘Vota PSOE. Haz que pase’, los estrategas de la campaña socialista han situado la imagen, en blanco y negro y con resonancias visuales inequívocamente cinematográficas, de un Pedro Sánchez solitario, pensativo, aparentando algunos años más de los que tiene y dispuesto a hacerles morder el polvo a los tipos que quieren acabar con los derechos y libertades tan esforzadamente conquistados por los honestos ciudadanos.

Acompañaban a Sánchez la secretaria general andaluza Susana Díaz y los candidatos por la provincia de Sevilla, además del anfitrión y alcalde de Dos Hermanas, Quico Toscano, aunque todos ellos se mantuvieron disciplinadamente en un segundo plano, sentados en sus sillitas y acotando la tarima desde la cual Sánchez se dirigió a los suyos.    

El presidente dedicó lo más jugoso de su intervención a alertar de los peligros que se ciernen sobre el país si las tres derechas suman en España como lo hicieron en Andalucía. “El PSOE es el único partido que puede pararlos, por eso hay que concentrar todo el voto de la izquierda en el PSOE”, dijo.

Un puñado de promesas

Sánchez puso en valor lo conseguido con “solo 84 diputados”, y prometió que si tiene una mayoría suficiente habrá un nuevo Estatuto de los Trabajadores que suprima los aspectos más regresivos de la reforma laboral, derogará la ley mordaza, suprimirá los aforamientos e impulsará una reforma constitucional.

El orador –“estad seguros: vamos a teñir España de rojo”– arrancó en varias ocasiones a la parroquia socialista el grito de ‘presidente, presidente’, aunque no con demasiada vehemencia, y no porque desconfiaran de la victoria de Sánchez, sino porque a tan altas horas de la noche de un día entre semana, hasta los militantes más entregados, y aun hasta los rockeros más legendarios, no pueden dejar de pensar en su cama.