Martes 8:42.- De pronto un atasco en el puente. Qué nostalgia. Como en los viejos tiempos de la semana pasada. Fernández Flores se inventó un cuento de un banquero que fue de excursión. La pureza del aire le produjo tal yuyu que sólo pudo ser reanimado tras varias caladas del mejor puro habano. El atasco es culpa de un control de la poli. A ver a mi señora, la pobre, que está muy mayor, se excusó uno. Destellos azules avistando furtivos de la pandemia.

Martes 12:23.- En unas horas ha pasado de ser una guerra biológica a una cortina de humo para tapar el desplome pestilente (mi niña dice pestilente) de don Juan Carlos y la monarquía. Los muertos, un atrezzo inevitable.

Martes 13:34.- En la radio de la mañana ahora hay más seda y menos ruido. Se deja escuchar. Cosas del consenso. Citan las memorias de Shostakovich; un general de Nicolás I tenía una hija que se casó con un húsar en contra de su voluntad. El padre pidió al zar que mediara en el asunto. Hizo dos decretos: el primero anulando el matrimonio. El segundo, restableciendo la virginidad de la muchacha.

Martes 13:48.- Está lloviendo. Ya nada nunca (encoge el alma pensarlo). Ya nada nunca restablecerá la virginidad moral del Rey demérito. Ni la lluvia perdida.

Martes 11:38.- Militares equipados para el miedo desinfectando Santa Justa y el aeropuerto Pablo Picasso. Me hacen sentir insecto. Una mañana, después de un sueño intranquilo, Gregorio Samsa trata de levantarse para asistir a su trabajo.

Martes 16:42.- Recuerdo La Zarzuela, recepción, mi altocargo y yo, entonces digamos que “tonteando”. Mi genuflexión de izquierdas (mi madre me dijo: pordiós, pordiós no te he mandado a un colegio de monjas para esto) que fue una demigenuflexión rarísima, como de cojita con gracia de las pelis de los setenta. Y su santidad, digo el monarca, me pareció un tío entrante y me volví pensando que la República estaba un poco más lejos de la vida real y sin guillotinas.

Martes 21:15.- Busco un texto de Santos Juliá, muerto recién (tengo una amiga que los responsa en ateo divinamente). Se refería a la Gran Guerra y sus monarquías de cartel de cines de verano. Pero le encuentro aprovechamiento para estas horas de certeza y confusión: desbandada de testas coronadas.

Martes 18:30.- Lluvia de millones públicos contra la catarsis. No soportaría un nuevo austericidio de chulitos con esade.

Martes 20:00.- Salimos al palmeo. La ovación crece con los segundos finales del crepúsculo aljarafeño. Me pregunto si aplaudiendo no intentamos conjurar nuestros propios miedos. Aquí las palmas se nos dan del carajo. Y aun así juraría que ninguna, absolutamente ninguna (ya nada nunca), era/será para el rey demérito.