No es la primera vez que desde el PP nacional se mofan o insulta a los andaluces. La andaluzfobia ha estado siempre presente en los genes de los inquilinos de Génova 13 o de la Comunidad de Madrid. Para no ser menos, como muy amante de las tradiciones que es, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo para defender, algo que además es falso, como que Galicia tiene más kilómetros de costa que Andalucía -lo cierto es que las Islas Canarias tiene más- no tuvo más ocurrencia que mencionar a los andaluces de los que dijo que no estaban de acuerdo en este asunto porque “no saben contar”.

Lo que empezó como una supuesta broma de sobremesa acabó destapando, en cuestión de horas, un desprecio difícil de disimular. Durante la cena de Navidad del PP madrileño, Alberto Núñez Feijóo decidió ponerse el traje de gracioso para afirmar que Galicia tiene más kilómetros de costa que Andalucía y rematar la ocurrencia, entre risas cómplices, insinuando que los andaluces “no saben contar”. Una frase clasista, innecesaria y profundamente ofensiva que, lejos de quedarse en el salón del acto, ha recorrido Andalucía de punta a punta encendiendo la indignación.

La reacción no se hizo esperar. Desde Málaga, el cantante Pablo Alborán utilizó su cuenta de Instagram para responder con dignidad y orgullo, desmontando el chiste con una verdad cultural incontestable: “En Andalucía contamos historias, compases, lunares. Y no tonterías”. Un mensaje que se propagó con rapidez porque tocó una fibra sensible: la de un pueblo cansado de que se le trate con condescendencia.

A esa respuesta se sumó la artista malagueña María Peláe, que no se mordió la lengua y optó por el sarcasmo para retratar el ridículo ajeno. “Él es Pitágoras ahora. El número Pi. Los números de Fibonacci, esos, fueron creados por él”, escribió en X, ironizando sobre la supuesta superioridad matemática que Feijóo se permitió exhibir sin pudor.

La polémica siguió creciendo y traspasó cualquier frontera provincial. Alejandro Sanz, madrileño de nacimiento pero andaluz de crianza y sentimiento, respondió con una sencillez demoledora: “Un, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez. Un, dos. Así se cuenta en Andalucía”. Sin insultos, sin aspavientos, pero dejando claro quién ha perdido el norte.

El asunto dejó de ser una anécdota cultural para convertirse en un problema político. En el Parlamento andaluz y en redes sociales, dirigentes de distintos partidos han señalado el trasfondo de unas palabras que no son inocentes. La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, habló sin rodeos de “falta de respeto” hacia la ciudadanía andaluza y afeó el silencio cómplice del presidente de la Junta, Juanma Moreno, incapaz de corregir a su jefe de filas.

Marcial Dorado a la palestra

Desde Adelante Andalucía, su portavoz José Ignacio García denunció que este tipo de “chistecitos” retratan un “clasismo brutal”, mientras que el candidato de Podemos Andalucía, Juan Antonio Delgado, optó por la ironía más ácida al recordar, con una imagen incluida, el peculiar conocimiento que Feijóo tiene de la costa gallega, fotografiado en su día en un yate junto al narcotraficante Marcial Dorado.

Más contundente aún fue la expresidenta andaluza Susana Díaz, que calificó el comentario de “desprecio” y puso el foco en lo más revelador: “Más grave que la frase es la carcajada del salón. Burlarse de un pueblo trabajador no es humor, es clasismo”.

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