Tras la reunión prevista para mañana jueves de los comités territoriales que testan la evolución provincial de la pandemia, municipios y áreas geográficas que ahora están en el nivel 2 pasarán al nivel 3, que básicamente supone una reducción de los aforos pero no nuevas restricciones a la movilidad o la actividad económica.

El paso al nivel 3 supone la reducción del 75 al 50% en el aforo de interior de la hostelería, reducir a la mitad los banquetes, bajar del 65 al 50% el aforo en las instalaciones deportivas o fijar en un 60% las personas en cines teatros y auditorios, entre otros aspectos.

La comunidad, sin embargo, galopa hacia el estado de “riesgo máximo”: los 250 casos de incidencia acumulada en los últimos 14 días por cada 100.000 habitantes. Es probable que esa fatídica tasa se alcance hoy.

"¿Dónde estaríamos si no se hubiera prohibido la movilidad entre las provincias", se preguntaba ayer el portavoz del Gobierno andaluz, Elías Bendodo. Pregunta retórica que representa una versión más refinada del autobombo de trazo grueso que el consejero de Presidencia viene desplegando desde el inicio de la pandemia.

Lo que Bendodo estaba diciendo sin decirlo es que gracias a las restricciones mantenidas por la Junta en Semana Santa estamos mucho menos mal de lo que podríamos estar, aunque la tasa de 225 casos por casa 100.000 habitantes -datos del lunes porque ayer martes un problema informático impidió actualizarlos- no parece una incidencia como para presumir.

El riesgo de la pregunta retórica del portavoz es que fácilmente la oposición podría reformulársela con esta otra: "¿Dónde estaríamos si en Navidad se hubiera prohibido la movilidad entre las provincias?".

En efecto, salvo Valencia, en Navidad ni Andalucía ni la mayoría de las comunidades -ni el Gobierno central- se atrevieron a incomodar a la población imponiendo restricciones severas a la movilidad, y ello a pesar de pronosticar ellas mismas que podría estar gestándose una cuarta ola, como así ha ocurrido. En Semana Santa, todas ellas aprendieron del error cometido en Navidad y resistieron la tentación de hacer lo mismo.

"No nos podemos permitir que la cuarta ola se desboque", recalcó ayer Bendodo en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno, donde no olvidó sus habituales reproches al Ejecutivo de Pedro Sánchez por incumplir sus compromisos de envío de vacunas. "Vacuna que llega, vacuna que se pone", presumió el consejero.

Aunque inicialmente fue la principal causa de la modesta tasa de vacunación en la UE, los incumplimientos flagrantes por AstraZeneca del contrato firmado con Bruselas nunca han merecido reproche alguno de Bendodo ni del presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno.