En su investigación sobre la política de violencia en las guerras civiles, la politóloga Laia Balcells, profesora en la Duke University de Carolina del Norte, sostiene que las principales variables para explicar la violencia en los conflictos fraternales son, en un primer momento, la rivalidad política y, más tarde, la revancha o la venganza.

El modelo descriptivo de Balcells se ajusta no solo a las guerras civiles de verdad, sino a esas otras guerras civiles simbólicas o de baja intensidad como la que ahora vive el Partido Socialista con sus primarias, donde lo que empezó como rivalidad política ha degenerado en revancha personal. No es culpa de los contendientes: está en la naturaleza de todas las guerras civiles, que nunca son solo negocios, sino que siempre son algo personal. De ahí que sea tan difícil curar sus heridas.

‘Patxi Chaves Nogales’

Muchos de los militantes que van a votar el próximo día 21 no solo quieren ver cómo ganan sus ideas; a medida que avanza la guerra, esas ideas que inicialmente conmovieron sus corazones son ya lo de menos: ahora lo que quieren es que Pedro Sánchez o Susana Díaz muerdan el polvo de la derrota.

Como en toda guerra civil, cada uno se ha convertido para el otro en la encarnación de todos los males del partido. ¿Y Patxi? El exlehendakari hace en esta contienda el papel del ecuánime y perspicaz escritor republicano Manuel Chaves Nogales, cuyo talento fue unánimemente reconocido… medio siglo después de morir.

Soflamas bélicas

A estas alturas, el argumento del ‘PSOE de la abstención’ es mucho más una excusa que un argumento, mucho más un arma de guerra que una posición ideológica. E, igualmente, el argumento de que el PSOE de Sánchez es el ‘PSOE entregado a Podemos’ es mucho menos una razón que un pretexto, mucho menos una aguja que un cuchillo.

Se trata en ambos casos de soflamas bélicas para movilizar a la tropa propia más que sinceros diagnósticos de lo que representa el adversario.

Elogio de la aritmética

¿Pedro enemigo a muerte de la abstención que tanto critica? ¿Susana enemiga a muerte del Podemos a quien tanto censura? Por supuesto que sí… pero solo hasta que la aritmética los obligue a cambiar.

Si mañana Pedro es secretario general y no abstenerse ante el PP lo aboca a unas terceras elecciones ruinosas para el PSOE, desde luego que se abstendría, porque no hacerlo significaría que no sirve para gobernar.

Y si mañana Susana es secretaria general y su única opción de pacto es con Podemos pues de lo contrario gobernaría la derecha, la presidenta andaluza haría lo mismo que hizo su antecesor en el cargo: pactar con sus nuevos enemigos Podemos como Griñán pactó con sus viejos enemigos de Izquierda Unida.

Militantes y forofos

La pregunta que hoy se hace todo el mundo es, naturalmente, si, gane quien gane, esto tendrá arreglo a partir del día 22. Quién sabe. La ira es como la hiperinflación: ambas se asemejan a la pasta de dientes, que cuando se saca del tubo no hay manera de volver a meterla y solo cabe esperar a que mengüe a medida que se va secando.

Del mismo modo que el pacífico padre de familia se transfigura en ardiente hincha cuando se acopla en la grada para ver el choque de la temporada con el eterno rival, este derbi de las primarias ha convertido a los militantes en forofos. Reconvertirlos de nuevo en razonables afiliados no será fácil.