Pocas veces en una sesión de control a la presidenta había estado Juanma Moreno tan en su salsa como lo ha estado en la de este jueves, marcada por la convulsión provocada por Pedro Sánchez al renunciar a la negociación de un nuevo sistema de financiación autonómica.

Moreno llegaba a la Cámara dispuesto a administrarle a Díaz la misma medicina que esta le viene suministrando directamente en vena al líder del PP andaluz desde que comenzó la legislatura: quien gobierna ahora en España es el PSOE y Moreno ha ganado una buena porción de comodidad parlamentaria, la misma que ha perdido la presidenta.

El pilar de la legislatura

La ocasión se la había brindado el nuevo inquilino de la Moncloa, y Moreno no la desaprovechó: “Pedro Sánchez le ha arrebatado la confrontación, que es lo único que usted tenía, se ha cargado el pilar que sostenía su legislatura, porque fue usted quien dijo, y cito sus palabras, que Andalucía no podía esperar ni un minuto más para tener un nuevo modelo de financiación; otra embestida así y se verá usted obligada a disolver el Parlamento”.

Además de advertir que no iba a “consentir que Andalucía pague las hipotecas del PSOE para llegar al Gobierno”, Moreno le puso deberes a Díaz de cara a su reunión con Sánchez el próximo 23 de julio: “Usted no puede salir de la Moncloa sin estos dos compromisos: nuevo sistema de financiación autonómica y 4.000 millones”.

La mejor defensa, un buen ataque

La presidenta se defendió bien, pero lo hizo no tanto replicando a las exigencias de Moreno como atacándolo. Le recordó su silencio de tres años ante el maltrato de Rajoy a Andalucía, le dijo que era “el cascarón de huevo del PP” y se choteó sin piedad del líder conservador imaginando “al ministro Montoro temblando ante las broncas que le echaba usted por no cumplir con Andalucía”.

Por lo demás, Moreno no olvidó arremeter contra la ministra de Hacienda María Jesús Montero, “antes escudera de Díaz en esta batalla y ahora convertida en puntal de la traición”. Ambas han pasado de “león a corderito”, se choteó a su vez Moreno.

El intercambio

El intercambio de golpes prefiguró el agrio tono que sin duda tendrá lo que resta de legislatura, así como la inversión de papeles en relación al Gobierno central: la indulgencia de Moreno se ha tornado severidad y la severidad de Díaz se ha tornado indulgencia.

El desenlace de los combates dependerá mucho de cuánto consiga Díaz arrancarle a Sánchez y de cómo gestione este las exigencias políticas y financieras de la Generalitat catalana. El PP estará atentísimo a ambas cosas.

El trapo de Marín

El portavoz de Ciudadanos, Juan Marín, atacó a la presidenta por el mismo flanco que el líder del PP, aunque con un tono bastante más amigable. Amigable con Díaz, pero no con su exconsejera Montero: “¿Engañó el señor Sánchez a la señora Montero o nos engañaron a todos? Yo en su lugar haría lo que una vez me dijo mi madre: me vendría para mi casa”.

La presidenta, cautelosa, no entró al trapo que le puso delante su socio de investidura. Bastantes trapos tenía ya con los que le venían de su izquierda y su derecha.

Dos en uno

Antonio Maíllo, por IU, y Teresa Rodríguez, por Podemos, volvieron a actuar concertadamente en la sesión de control. Aplicándose el dicho de que el movimiento se demuestra andando, ambos líderes volvieron a mostrar que la confluencia se demuestra confluyendo. Maíllo y Rodríguez preguntaron por la sanidad pública andaluza apoyándose en la pértiga de las movilizaciones sociales, la última de ellas el pasado 9 de junio en Sevilla.

Ambos pintaron un cuadro sanitario no crítico pero sí severo: listas de espera, hospitales atestados, cierre de centros de salud, privatizaciones bajo cuerda, precariedad laboral, escuadrones de recortadores, propaganda irreal…

Hace diez años

La presidenta resistió las acometidas, aunque sin poder negar que los recortes presupuestarios han tenido impacto en el sistema, pues no en vano “recibimos 800 euros menos de financiación por habitante”.

Lo que sí negó con vehemencia Díaz fue la afirmación de Rodríguez de que “la sanidad funciona hoy peor que hace diez años”. También le afeó la presidenta a la líder de Podemos “acercarse a lo público no con el ánimo de arreglarlo, sino con el de sacar tajada”.

“Ustedes no tienen la mano tendida, sino el puño cerrado”, le espetó Rodríguez quejándose de que los socialistas nunca atendían las propuestas de mejora de la sanidad que hace Podemos.

Buena (y arriesgada) pregunta

La presidenta no contestó al reproche pero sí le lanzó esta buena pregunta, buena pero no exenta de riesgo: “¿En qué país hay un sistema que atiende a 8,5 millones de personas con la cartera de servicios que presta la sanidad andaluza? Dígamelo, dígame uno”.

Los expertos de Podemos en la materia estarán ya buceando como locos en los estudios comparados de sistemas sanitarios del mundo mundial para taparle la boca a Díaz. La respuesta, en la próxima sesión.