El mítico Tívoli World de Benalmádena, aquel parque de atracciones que echó el cierre en 2020, podría volver a levantar el telón gracias a un pacto alcanzado entre el Ayuntamiento del PP y el Grupo Tremón, actual dueño del solar. Sin embargo, lo que podría haber sido una reapertura nostálgica del emblemático recinto de diversión y espectáculos, viene con un guion bastante distinto.
Y es que el plan sobre la mesa apunta a una transformación total, ya que en lugar del clásico parque de ocio, se proyecta un macrocomplejo turístico que incluiría un centro comercial y dos hoteles. Todo eso con el beneplácito del alcalde popular, Juan Antonio Lara.
Esta “metamorfosis” del Tívoli no ha estado exenta de controversia. Por un lado, antiguos empleados del parque han peleado con uñas y dientes para que el lugar vuelva a ser un espacio de esparcimiento familiar. Por el otro, la empresa propietaria ha mostrado claras intenciones de priorizar el ladrillo y los negocios frente a las montañas rusas. No faltan voces que alertan sobre los riesgos de este modelo, pues temen que el espíritu original del parque acabe diluido entre hormigón y marcas globales, en un proyecto que, según critican, beneficia más a grandes capitales que a la comunidad.
En este marco, Enrique Pablo Centella, portavoz del grupo municipal IU–Podemos en Benalmádena, ha denunciado en rueda de prensa para advertir del “pelotazo urbanístico” que el Partido Popular estaría preparando en los antiguos terrenos de Tívoli World. Desde Izquierda Unida han anunciado que presentarán alegaciones para frenar lo que consideran un atentado urbanístico de manual.
También el coordinador regional de IU, Toni Valero, no ha escatimado en palabras críticas al convenio suscrito por el alcalde del PP: “A Izquierda Unida le duele el Tívoli. Porque no es solo un parque de atracciones, es un recuerdo colectivo, una parte de la infancia de muchos andaluces. Es patrimonio emocional de esta tierra”. “El Partido Popular quiere convertir Tívoli World en ‘Pelotazo World’. Una vez más, el PP se sube al ladrillo como si estuviéramos en los 90. Ese modelo de ciudad agotado, el de espaldas a los vecinos y entregado a la especulación, vuelve a asomar la patita”, ha criticado Valero.
También ha acusado a los populares de mentir a los vecinos de Benalmádena: “No van a reabrir el Tívoli. Lo dicen, pero no es cierto. Lo que están cocinando es un convenio que pone los terrenos al servicio de intereses privados y especulativos. Detrás de esa promesa vacía hay un complejo hotelero y una operación que podría superar los 200 millones de euros en beneficios privados. Eso sí es verdad. Y eso sí es un pelotazo”.
Acta de defunción del Tívoli
Valero ha anunciado que IU elevará preguntas al Gobierno andaluz sobre este caso y exigirá que, dentro de sus competencias, impida la modificación del PGOU que permitiría esta operación inmobiliaria. “Esto no se queda en Benalmádena, afecta al modelo de ciudad y de vida en toda la Costa del Sol”, ha remarcado. Por su parte, Enrique Pablo Centella ha sido tajante: “Si el alcalde firma este convenio, no sólo no reabre el Tívoli, lo que hace es firmar su acta de defunción”.
Una revalorización del 800% y cero compensación para la ciudad
Según Centella, el acuerdo esconde una macrooperación urbanística con una recalificación del suelo que multiplica por ocho su edificabilidad, sin que el municipio reciba contrapartidas. “Tres hoteles, un megacentro comercial de 85.000 metros cuadrados y una supuesta zona de atracciones que no tiene ni definición ni garantías. Es un cheque en blanco por más de 200 millones de euros donde la ciudad no gana nada y la empresa no se compromete a nada”, ha señalado. “Del parque actual, de casi 78.000 metros, pasaríamos a uno de poco más de 35.000. Esa es la realidad que se pretende esconder bajo promesas”.
Desde IU-Podemos, exigen que el actual convenio se retire y se abra una nueva negociación con condiciones claras: mantener la superficie del parque, definir el tipo de atracciones, concretar el número y dimensiones de los hoteles, asegurar un plan de movilidad para evitar el colapso en Arroyo de la Miel y garantizar la reincorporación de la plantilla que trabajaba en Tívoli. Además, reclaman que el Ayuntamiento reciba una compensación económica proporcional a la brutal revalorización de los terrenos.