Durante el mes de mayo, el mes en el que se celebra el Día del Trabajo, el escritor y editor Joaquín Recio realizará diez entrevistas a trabajadores/as y personas vinculadas a la cultura. Un segmento de la producción que no tiene mucha visibilidad más allá de las estrellas de cine o los cantantes ligados a grandes emporios empresariales. Un paseo a ras de la tierra, a pie de tajo, de la cultura más diversa, que nos ayude a comprender la importancia de la cultura, su valor en sí y su valor como mercado en este contexto de crisis mundial por el coronavirus.

La segunda entrega de la serie Cultura y valor da un paso hacia adelante para conocer el mundo de la danza, tan desconocido y tan olvidado por las instituciones en general. Un arte que tiene grandes exponentes en todo el territorio en academias, centros y conservatorios, pero que no está cultivado de forma que sea popular y conocido por la gran mayoría de la ciudadanía.

La entrevista de hoy es a Eugenia Eiriz, viuda de Antonio Gades y directora de la Fundación Antonio Gades, cuyas respuestas que seguramente no nos dejarán indiferentes.

EUGENIA EIRIZ, directora de la Fundación Antonio Gades

P: ¿Cómo defines a la Fundación Antonio Gades? ¿A qué se dedica fundamentalmente?

Creada por Gades poco antes de fallecer, tiene como fin  salvaguardar y difundir un legado coreográfico que se ha constituido referencial en la historia de la Danza Española y flamenca, un estilo dancístico particular dentro de estas disciplinas, y un legado tangible conformado por un importante fondo documental relacionado con su vida artística, política y personal. En este momento en proceso de digitalización en el Centro de documentación de las artes escénicas y de la música merced a un convenio de la Fundación con el Inaem. El elemento que aglutina todo este trabajo, es una compañía de personalidad única donde los artistas no son elegidos todos iguales en función de altura, peso, juventud y belleza, sino por su personalidad y su capacidad de expresión más allá de la técnica. Decía Gades hablando de Fuenteovejuna, obra homenaje a la solidaridad y al inmenso papel de la mujer en la sociedad: “mi compañía no puede parecer una compañía que baila, tiene que verse a un pueblo que baila”. Gades nunca olvidó sus orígenes, se sentía orgulloso de ellos, se inspiraba en ellos y le producían el mayor de los respetos. Si la Fundación no hubiera existido, puede que no hubiera vuelto a verse el ballet Bodas de sangre (más allá de algún aniversario), ni muy probablemente Carmen o Fuenteovejuna, considerada por muchos obra culmen de la danza escénica española y que estos puede ser vista gratuitamente en la plataforma de video del Teatro Real

P: Tres meses antes de que comenzara la crisis del coronavirus recibieron la Medalla de Oro de las Artes Escénicas 2019 de la Academia de las Artes Escénicas de España, “por su magnífica labor de conservación y promoción de la memoria del gran maestro de la danza española Antonio Gades". Sin duda un reconocimiento importante, ¿qué es lo que más le entusiasma defender y divulgar del legado de Gades?

Gades es un referente social, artístico e intelectual. Contribuir a que su figura pueda seguir generando algo bueno para la sociedad, es un gran orgullo y una gran responsabilidad. Esta medalla nos ha dado muchísimo ánimo, especialmente por venir de los compañeros de las Artes Escénicas. La mayor satisfacción para María Esteve y para mí es estar colaborando en depositar este legado tan importante en las manos de la siguiente generación. Que se hable de él, que se estudie, que se critique, que se aplauda, que las nuevas generaciones de bailarines puedan usar el camino que el dejó preparado a través de las enseñanzas de la Directora Artística de la Compañía, Stella Arauzo (que durante tantos años bailó junto a Gades tras la marcha de Cristina Hoyos de la Compañía) y cuya increíble labor pedagógica asegura la continuidad del estilo gadesiano. Es también un orgullo, desde la humildad de nuestro trabajo, mostrar esta labor tanto en grandes teatros de ópera de capitales importantes, como en teatros de ciudades pequeñas de muchos rincones del mundo, demostrando que lo local es también lo universal. Son obras que se crearon desde un respeto enorme al público. Siéntese usted y preparase para emocionarse y ya está. Gades era de los que creía que para ver una obra, cuanto menos haya que explicar mejor y así sucede, que algunas tienen ya 50 años, y siguen siendo aplaudidas y reconocidas como los grandes clásicos de la danza que son.

P: El movimiento cultural en torno a la danza suele estar presente en muchas ciudades de España, y congrega por su propia naturaleza, a multitud de alumnas y alumnos cada año en academias públicas y privadas, conservatorios superiores… En cambio contrasta con la importancia que socialmente se le da a este noble arte ¿Por qué?

La danza en nuestro país tiene una importancia capital, y el desarrollo de la música española a lo largo de la historia así lo demuestra. Muchas de las grandes obras de nuestra música se crearon para bailar. El baile ha sido una forma de expresión riquísima, cada pueblo, cada región, tiene su modo de baile, su ritual: para bodas, para ceremonias protocolarias, para celebrar la recogida de la cosecha, la llegada de la primavera, hay bailes hasta para enterrar un niño. El baile nos cuenta quienes somos, de dónde venimos. Choca que siendo la danza española una forma de expresión exponencial de nuestra cultura, pero no se han desarrollado políticas específicas contundentes destinadas a su protección y desarrollo. Supongo que un poco porque algunos la han achacado una significación política determinada (injusta con sus intérpretes y creadores a poco que se profundiza en su historia), casi siempre se la deja de lado. Si a esto añadimos que vivimos en un mundo cada vez más globalizado y dependiente de grandes corporaciones internacionales que prefiere sociedades iguales o parecidas que bailen y canten igual en todas partes pues, poco hay que añadir y sí mucho que luchar.

P: En vuestro caso particular, ¿cómo desarrolláis la danza en vuestra localidad de acogida, Getafe?

El espacio que alberga el Teatro Federico García Lorca de Getafe, es una antigua fábrica de harinas reconvertida en centro cultural. Getafe nos cede este espacio magnífico para el trabajo de la Compañía, de la Fundación y también la parte del Archivo que aún permanece en nuestra sede, y que por falta de medios, tendrá aún que esperar un tiempo para ser abierta. Creo que a Gades esto de la Fundación esté en una antigua fábrica de harinas le habría encantado, de alguna manera hace que nuestro trabajo parta de ese concepto suyo que no podemos olvidar nunca: somos trabajadores de la cultura. Pues bien, a cambio de este espacio la Fundación abre sus ensayos, hace funciones a precios populares, desarrolla un programa pedagógico destinado a profesionales y estudiantes de danza, pero también a la gente de Getafe que quiere venir a tomar clases como parte de su rutina diaria; auspicia un programa pedagógico llamado Flamenco en el Aula, desarrollado desde 2009 por Silvia Marín, que enseña a profesores a utilizar el acercamiento a la música flamenca como un elemento de aprendizaje más para el currículo general del año. El flamenco es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad según nos dice la UNESCO y es, además, un disfrute para el alma. Si de pequeño te acercan y   te enseñan a apreciarlo, te acompañará toda tu vida. Sorprende mucho cuánta gente cultivada musicalmente hay en España que sin embargo no puede apreciar la emoción de un cante por soleá.

P: ¿Crees que tiene utilidad la danza para el desarrollo de la sociedad? ¿Qué aporta a la misma?

El ser humano que baila entra en otra dimensión. Reaccionar a una emoción producida por el espacio que crea el sonido es tan humano como hablar. Bailar con tus amigos, bailar con tu pareja, bailar solo, te coloca en otro estado de ánimo. Nos llena de especial satisfacción, dentro de nuestro trabajo, la labor conjunta que hacemos en centros de educación especial. Sabemos que la danza ayuda muchísimo a estas personas en su expresión y en elevar su estado anímico y por cierto que nosotros aprendemos también mucho de ellos, con su humanidad, con su inocencia… y con las personas que se ocupan de su cuidado. Nos enriquece y estimula mucho en nuestra labor. Nos pone los pies en la tierra.

P: ¿Qué problemas en general ves con la crisis de coronavirus para la cultura ¿Y en lo concreto para la danza?

Voy a hablar de la danza, pero puede decirse que me refiero a todos los colectivos artísticos. La crisis mundial del 2009 hizo que tuviéramos que adaptarnos a las cortapisas que los recortes presupuestarios infligieron a las programaciones de los teatros. Como consecuencia, muchas de las grandes compañías desaparecieron, (la nuestra es de las pocas privadas que hay en Europa de más de 25 personas). Hubieron de hacerse  programas que prescindieron de la música en directo, del repertorio, se exigió a las compañías que crearan cada año nuevas creaciones, cada vez con menos gente, que se hicieran cargo de la edición de los programas de mano en cada teatro, de la publicidad, de los viajes, de los hoteles, de las dietas… Todo esto con los presupuestos francamente mermados como le digo. Eso ha afectado muchísimo al sector hasta el punto de que ha marcado su devenir y ha puesto grandes cortapisas a la libertad del artista que tiene que crear para ajustarse a unos parámetros muy determinados. Cuando oigo hablar de que se van a recortar los aforos de los teatros a un tercio, se me ponen los pelos de punta. Me pregunto si eso es posible presupuestariamente hablando y, si una vez más, vamos a ver adaptado el trabajo a estos patrones. A este paso, el artista terminará iluminándose a sí mismo, pregonando su función antes, durante y después, acomodando al público y atendiendo la taquilla. Teóricamente suena muy bien, pero la verdad, el artista debe preocuparse de crear, de actuar, de hacernos sentir y de ser verdad: “la ética antes que la estética”, que enseñó a Gades Pilar López, también es eso.

P: ¿Y qué problemas importantes tiene ahora mismo la Fundación respecto a la crisis del coronavirus?

Yo creo que fuimos la primera compañía afectada en España por esta crisis. Tuvimos que suspender una gira por veinte ciudades chinas que se iba a desarrollar desde finales de febrero a principios de abril. Suspender no es solo no trabajar esas funciones (gran desastre también para los artistas y técnicos que contaban con ese mes de trabajo), supone que todo el trabajo de producción de esa gira, que se viene gestando con viajes intercontinentales incluidos desde junio del año pasado, se ha ido por la borda. A partir de ese momento nos hemos visto obligados a suspender hasta septiembre todas nuestras actuaciones, algunas de ellas como la del Festspielhaus de Baden-Baden en Alemania, de gran importancia para nosotros. Las perdidas económicas son enormes. De ahí para adelante, no sabemos aún lo que pasará. No soy muy optimista, al menos con respecto al trabajo de formaciones como la de Antonio Gades que precisan de un alto número de intérpretes para poner en escena sus ballets. No quiero pensar en que todo el trabajo desarrollado se vaya por la borda: nuestra estructura que da trabajo fijo a 7 personas se ha visto reducida a dos personas. Las 28 personas que forman la compañía se han quedado sin sus giras proyectadas con nosotros y con otras compañías, el Aula de danza cerrada, nuestros artistas sin poder ensayar ni hacer un trabajo de preparación necesario para que las obras se muestren como lo que son. ¿Hasta cuándo estaremos así? Entre otras cosas, hemos pedido a las instituciones que nos apoyan, como son el INAEM, el Ayuntamiento de Getafe y la Comunidad de Madrid, que nos permitan contar desde ya con esos apoyos y dedicarlos al mantenimiento de la infraestructura. Que de alguna manera nos permita estar preparados para cuando esto termine y seguir trabajando estrategias nuevas..

P: ¿Qué alternativas piensas que son posibles? ¿Y a qué nivel, desde lo local o desde otros ámbitos superiores?

Varias asociaciones relacionadas con la danza en España han participado en la redacción de un documento denominado “52 medias extraordinarias para afrontar las consecuencias de la crisis sanitaria provocada por el COVID-19 en el sector de las artes escénicas y de la música”, que ha sido entregado al Ministerio de Cultura, a solicitud del mismo, muy estudiadas y consensuadas con todos los sectores artísticos. Es verdad que la situación venía siendo ya muy traumática porque, como decía, la crisis del 2009 dejó al sector temblando y nunca se recuperó. Creo que ya hubiera sido hora de adecuar un poco mas las políticas al resurgimiento que estaba viviendo España en general, pero lamentablemente, nunca se hizo y ahora llueve sobre un terreno que estaba ya muy mojado.

P: ¿Cómo valoras la gestión del Gobierno en cuanto a la cultura?

No he estudiado aún bien las medidas que afectan a las artes escénicas y a la música recogidas en el Real Decreto Ley del 5 de mayo, pero, por lo pronto, el que los artistas puedan tener acceso a cobrar 6 meses de paro a partir de 20 funciones realizadas es un logro histórico en nuestro país, inspirado en las políticas francesas al respecto, y que ojalá pudiera mantenerse en el tiempo. Hay que pensar que si un trabajador realiza 20 funciones es porque está toda la vida trabajando para estar físicamente preparado, tomando clases, ensayando. En fin… lo que había sucedido con este sector en concreto es  que quedó desvalido y fuera de todo el sistema de ayudas. Queda mucho por hacer y estamos verdaderamente preocupados y atentos, pero este ha sido un gran avance para los artistas que y sería un verdadero paso de gigante el mantenerlo tras la crisis del Covid-19. Por otra parte, me preocupa mucho que los técnicos, que forman también parte de las compañías teatrales y de baile, no puedan acogerse a estas medidas.

P: Por último, me gustaría que pudieras decir lo que quisieras sobre la situación actual, incluso aquello que hayas visto positivo en estos malos tiempos.

Esto ha sido una cura de humildad enorme para toda la humanidad. Podemos seguir a esa velocidad a la que nos habíamos acostumbrado, que era una especie de cuesta abajo y sin freno o podemos detenernos un momento y pensar: la vida es aquí y ahora y además muy volátil, tengo tiempo para hacer el bien o para hacer la puñeta, para hacer feliz a los que me rodean o para ir a mi bola sin mirar por donde piso. Claro que, por otra parte, todos sabemos que hay grandes intereses económicos preocupados en crear un mundo descarnado, globalizado y manejable, que apuestan para que esto no suceda, y contra eso, hacer seres humanos sensibles al ARTE es la mejor de las armas.