El campus universitario Antonio Machado de Baeza, en Jaén, es guardián de un inmenso legado histórico, artístico y cultural ubicado en un entorno urbano arquitectónico e histórico de un valor extraordinario en un municipio declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Este patrimonio está integrado por bienes muebles e inmuebles, archivos, bibliotecas, edificios u objetos artísticos.Entre la joyas literarias que alberga la biblioteca del campus baezano se encuentra el libro Juan de Mairena: Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo, publicado en 1936 por la editorial Espasa Calpe. 79 años más tarde de su publicación, la UNIA ha realizado una edición facsímil de esta obra de Antonio Machado, que ha contado con la colaboración del hispanista Ian Gibson, quien ha realizado la introducción del ejemplar. Gibson afirma que "Machado nos hace mucha falta en estos tiempos oscuros que estamos viviendo, y leerlo así, casi en la edición original, es sentirle muy, pero muy cercano". La publicación ha visto la luz en el marco de las celebraciones del Día del Libro.La obra está compuesta por un conjunto de ensayos que aparecieron por entregas en el Diario de Madrid a partir de noviembre de 1934 y después en El Sol, desde el 17 de noviembre de 1935. Su precio era de 6 pesetas. Este facsímil que publica la UNIA recoge las vivencias de un imaginario profesor de retórica y gimnasia, que desgrana junto a sus alumnos los asuntos más variados de la cultura, el arte, la política y la sociedad de la España y que le tocó vivir al final de la Segunda República y la Guerra Civil. Todo ello combinando el prisma filosófico y metáfísico con la sabiduría popular. Machado, después de la edición de este libro, continuó con la publicación de las vivencias en prosa de Juan de Mairena en la revista mensual Hora de España, desde su primer número en enero de 1937 hasta el último en octubre de 1938, poco antes de su muerte ya en el exilio.ALEGATO A LA JUVENTUDLa creación del apócrifo evidencia la necesidad que tiene el poeta andaluz de expresarse como ser humano: sentimientos, ideas, pensamientos, preocupaciones filosóficas. Asimismo, esta figura le permitirá hablar con libertad sin temor a las posibles contradicciones que cualquier individuo de carne y hueso experimenta. La obra es un alegato dirigido a la juventud donde plantea la necesidad de su compromiso político. Machado, a través de Mairena, aboga por promover la conciencia social de los jóvenes e implicarlos en la política y las instituciones. Algunas de estas reflexiones gozan de plena vigencia. La política, señores –habla Mairena- es una actividad importantísima… Yo no os aconsejaré nunca el apoliticismo, sino, en último término, el desdeño de la política mala que hacen los trepadores y cucañistas, sin otro propósito que el de obtener ganancia y colocar parientes. Vosotros debéis hacer política, aunque otra cosa os digan los que pretenden hacerla sin vosotros, y, naturalmente, contra vosotros. Sólo me atrevo a aconsejaros que la hagáis a cara descubierta, sin disfraz de otra cosa; por ejemplo: de literatura, de filosofía, de religión. Porque de otro modo contribuiréis a degradar actividades tan excelentes, por lo menos, como la política, y a enturbiar la política de tal suerte que ya no podamos nunca entendernos. GRAN POETA, AGUDO FILÓSOFOEl propio Ian Gibson incide en un "lenguaje incisivo con cada palabra en su sitio, ironía, humor; es emocionante constatar una vez más cómo uno de los más altos poetas líricos españoles haya sido capaz, al mismo tiempo, de razonar con tanta agudeza, y tan buena prosa, sobre un país que le inspira a la vez amor apasionado y rabia". Para el hispanista irlandés, la obra es "sobre todo una invitación cordial a la reflexión serena, escéptica, así como a la comunión fraternal con el vecino".Este ejemplar se suma a otra joya literaria que forma parte del patrimonio de la UNIA. En 1999 con motivo del vigésimo aniversario de la reanudación de la actividad universitaria en Baeza vio la luz el facsímil de Campos de Castilla de Antonio Machado. La obra se publicó en 1912, el mismo año de la muerte de Leonor Izquierdo, esposa del poeta, y el año de su llegada a Baeza, a principios de noviembre, para impartir francés como catedrático de instituto.