La presidenta de la Junta no desperdició la ocasión de su Mensaje de Fin de Año para mandar un nítido aviso a los navegantes del proceloso debate territorial que, también en 2018, concentrará buena parte de las energías políticas de líderes, partidos e instituciones: "Andalucía no será un pasajero más" en ese viaje a lo desconocido que puede acabar siendo la reforma territorial que antes o después deberá ser abordada.

Más explícita que la dirección federal de su partido en esta comprometida cuestión, Díaz enarboló la bandera de la igualdad y advirtió que los problemas de nuestro modelo constitucional no se resuelven “derribando todo lo que hemos conseguido”, en clara alusión a Podemos. Y remachó: “La igualdad de derechos y de oportunidades es la condición imprescindible para una convivencia que se asiente en la evidente diversidad de España".

La presidenta se mostró esperanzada de que 2018 sea el año que "nos permita abrir una etapa que se caracterice por la restauración de la convivencia cívica y envió "a todos los catalanes y catalanas un mensaje claro y nítido de afecto y de amistad", pues "es mucho más lo que nos une que lo que nos separa". Ha que avanzar, dijo, pero siempre "desde el respeto a las leyes democráticas que todos nos hemos dado y fuera de las cuales no encontraremos nada bueno".

Servicios públicos

La presidenta defendió también el esfuerzo de su Gobierno, “muchas veces en soledad, por mantener y mejorar los grandes servicios públicos que aseguran el Estado de Bienestar", sobre todo en materia educativa, sanitaria y de dependencia, en las que se invierten "ocho de cada diez euros de los andaluces".

Pero para seguir manteniendo las condiciones de igualdad "es imprescindible" un nuevo acuerdo de financiación de las comunidades autónomas donde Andalucía no esté "discriminada" como hasta ahora.

Díaz puso en valor medidas adoptadas en 2017 como el fortalecimiento del sistema de atención a la dependencia o la exención del pago de la matrícula universitaria a estudiantes que aprueben, una iniciativa "pionera en España" y "en sintonía con las políticas en vanguardia en el resto de Europa".

Aunque admitió sin entrar en detalles que la sanidad pública "no está exenta de algún problema, nadie puede poner en duda de que es un orgullo y una garantía para todos los andaluces".

Además de referirse al problema del paro y a los logros obtenidos este año su discurso, pronunciado desde la ciudad califal de Medina Azahara, en Córdoba, en apoyo a su candidatura a patrimonio de la Humanidad de la Unesco, Díaz también aludió a la lacra del "terrorismo machista".

La oposición, muy crítica

Como cabía esperar, la oposición cargó las tintas contra el discurso de la presidenta. Para el PP, Susana Díaz tuvo una “actitud cínica”, sobre todo con "el amago de autocrítica sobre el funcionamiento del sistema sanitario andaluz insinuado en su mensaje de fin de año es un intento de tomarle el pelo a los andaluces; lo que ha dicho es peor que no decir nada".

También fue muy duro Podemos Andalucía: “Un año después, la presidenta ha regresado a Andalucía sin proyecto ni equipo, sólo con la convicción de que la Junta de Andalucía es su mejor ascensor político".

Para IU Andalucía, Antonio Maíllo, Susana Díaz se mostró “incapaz de reflejar la realidad de Andalucía ". Incluso para su socio parlamentario, Ciudadanos, el discurso fue "poco ambicioso y demasiado conformista".