Hasta la prensa conservadora los denomina armarios, blindados o de seguridad, pero armarios. O archivos. O armarios archivadores, que es lo que son. Nadie al ver la fotografía de los tres muebles metálicos tendría la ocurrencia de llamarlos ‘cajas fuertes’.

¿Nadie? No exactamente. El consejero de Presidencia y portavoz del Ejecutivo andaluz, Elías Bendodo, pareció venirse arriba este martes en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno al contar que un funcionario de la agencia gubernamental IDEA había descubierto “tres cajas fuertes ocultas” en los sótanos de la entidad en las que los Gobiernos socialistas habrían “escondido” documentación comprometedora sobre ayudas concedidas en la década de los 90 a la empresa jiennense Cárnicas Molina.

Poco después, una información de Canal Sur Televisión mostraba las imágenes de las supuestas cajas fuertes, en realidad armarios archivadores con cerradura bastante convencionales. Esta vez, los medios afines al Gobierno de PP y Ciudadanos, que son mayoría, han pasado ciertos apuros para salvarle la cara al consejero Bendodo, cuyo relato le pareció fantasioso incluso a Vox, su socio parlamentario cuyo portavoz Alejandro Hernández lo calificó con un deje despectivo de “película”.

‘Producciones Elías’ no ha cosechado esta vez el éxito de crítica y público alcanzado otras ocasiones. Las razones del fracaso serían dos: el exceso de imaginativos adornos de su cosecha añadidos al relato de las irregularidades socialistas del pasado y la réplica del propio PSOE, más rápida, contundente, documentada y creíble que en otras ocasiones.

Parece seguro que el patinazo de Bendodo será identificado y publicitado como ‘antecedente penal’ por quienes fueron inquilinos de San Telmo durante 37 años y ven en el portavoz gubernamental el verdadero cerebro gris de un Ejecutivo donde el presidente Moreno ejerce sin interferencias de ‘reina madre’, el vicepresidente Marín abarca mucho pero aprieta poco, el Partido Popular se pone todas las medallas y, desde fuera, los ultras de Vox, menos asilvestrados que sus colegas madrileños, estrangulan pero no ahogan.

Lo cierto es que la ‘noticia bomba’ de Bendodo era bastante menos bomba de lo que dio a entender el portavoz y que el convenio de la Junta con Campofrío para allanar la adquisición de Cárnicas Molina y supuestamente escondido en supuestas cajas fuertes fue ratificado por el Consejo de Gobierno en su reunión del 8 de junio de 1999. La referencia oficial de lo aprobado aquel día dice textualmente lo siguiente:  

“El Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía ha adoptado en su reunión de hoy un acuerdo por el que se ratifica el del Consejo Rector del IFA para refrendar en la Junta General de Accionistas de la empresa Hijos de Andrés Molina, las operaciones de transmisión de activos propuestas por los liquidadores de dicha sociedad a la empresa Campofrío S.A. o a algunas de sus empresas filiales”.

Profeta inverso de las fechorías socialistas del pasado, Elías parece haber medido mal en esta ocasión la calidad y alcance de los proyectiles disparados desde el estratégico nido de ametralladoras de San Telmo. Su calidad de portavoz del Gobierno tiene privilegios, pero también exigencias.

Malgastar con una jugada poco meditada el plus de credibilidad que por definición tiene toda acusación formulada desde la Administración sienta un mal precedente. Cuando se ocupa un puesto como el suyo –el más importante del Gobierno después del de presidente–, conviene revisar concienzudamente el estado de la pólvora antes de cebar los insaciables cañones gubernamentales.