La cita es este viernes 7 a las diez de la noche en el Patio de La Chanca de Conil, su protagonista es Federico García Lorca y quien le dará vida sobre las tablas será el actor Alberto Sanjuán, que ofrecerá el espectáculo poético-musical ‘Nueva York en un poeta’. El texto dramático, acompañado de música en directo de La Banda, se inspira en la conferencia que Lorca ofreció a su vuelta a España tras su estancia en la Gran Manzana e incluye poemas de ‘Poeta en Nueva York’.

Con motivo de su representación del día 7 en Conil, ELPLURAL.COM ha entrevistado al actor. Estas son sus respuestas.

-¿Cómo está llevando al pandemia un actor de teatro?

-En mi caso, sin actuar desde el 7 de marzo hasta el pasado 18 de julio. Desde entonces,  poquito  a poco, retomando.

-¿El teatro y el mundo del espectáculo en general están pagando un precio mucho más alto que otros sectores durante la pandemia?

-El teatro o la hostelería son de los sectores más vulnerables ante el confinamiento,  pero la catástrofe es general.

-Mucha gente no entiende por qué sí puede llenarse el aforo de un tren o un avión, pero no el de un teatro. ¿Qué opinas?

-Tampoco lo entiendo.

-¿Hemos hecho o estamos haciendo bien las cosas como Estado para combatir la pandemia?

-No creo en el Estado como forma para organizarse democráticamente. No creo que a través de la forma Estado se puedan hacer las cosas bien en el sentido de la emancipación.  Y en el sentido de la asistencia material, tampoco, porque vivimos en un sistema en el cual el Estado sirve para garantizar los privilegios del capital.

-¿Te declaras fan de Fernando Simón o más bien todo lo contrario?

-Me cae estupendamente Simón.  Sus maneras me parecen ejemplares.

-Alguna vez has declarado que este drama global del Covid-19 va a obligarnos a pensar en un humanismo global y a rescatar de algún modo la noción de ‘especie humana’. ¿No es esperar demasiado?

-Creo que efectivamente,  alcanzar una conciencia así puede salvarnos. Y no, no creo que aspirar a la supervivencia de la especie,  que hoy está en juego, sea pedir demasiado.  Y si lo es, qué se le va hacer, habrá que intentarlo.

-¿Necesitamos un cierto rearme institucional, crear nuevas instituciones capaces de prevenir mejor y combatir más eficazmente males globales como este?

-Me haces preguntas excesivamente complejas para mi capacidad intelectual, pero en fin… Creo que sí, que necesitamos crear nuevas instituciones que garanticen la posibilidad de un acceso real a la información y una participación política real. Unas instituciones que sirvan para liberar los recursos comunes de la lógica del comercio y la rentabilidad económica. Que sirvan para liberar a todo lo vivo de su actual condición de mercancía para comprar, vender o tirar a la basura.

-¿Nos enfrentamos con la pandemia a una situación que no tiene un culpable claro y directo o sí crees que cabe hablar de un sistema culpable de lo que está sucediendo?

-Parece que el origen de la pandemia podría estar en la industrialización del ciclo alimentario. La deforestación, la expulsión de especies de su hábitat natural, las macro granjas... Lo que sí sabemos es que la precariedad de los estados de bienestar en Europa y su ausencia en la mayor parte del planeta son la razón de que las muertes sean tantas. El capitalismo,  en definitiva.

-Has confesado alguna vez que el personaje que más te ha hecho disfrutar cuando lo interpretabas ha sido nada menos que Franco. A ver si te van a acusar de masoca…

-Siempre es hermoso interpretar personajes alejados de uno. Y además,  ¿quién dice que yo no tenga un dictador dentro de mí?

-¿Ser un ciudadano políticamente comprometido con la izquierda es perjudicial para la carrera de un actor?

-Yo no diría con la izquierda,  que me parece un término confuso a día de hoy. Si acaso, comprometido con la resistencia frente al sistema de dominio en el que habitamos.  Y comprometido ligeramente, no te creas. Quizá haya perdido algún trabajo por expresarme abiertamente.  No lo sé.

-¿Te arrepientes de ser demasiado político, hasta el punto de que tu trabajo puede suscitar el rechazo de un espectador de perfil conservador?

-Espero que no. Yo no discrimino entre público conservador o progresista. Quiero a todos por igual.

-Los últimos descubrimientos sobre la conducta de Juan Carlos I os dan la razón a quienes hicisteis posible la película ‘El Rey’ o tiendes a pensar que os quedasteis cortos en el retrato del personaje?

-Nos quedamos cortos seguro.

-¿Habría que sentar a Juan Carlos I en el banquillo?

-Parece que los indicios son bastante contundentes.

-Sé sincero. ¿Nunca creíste, antes de conocer todo lo que conocemos, que con Juan Carlos por fin nos había salido un Borbón medio bueno en 300 años?

Pues, no sé.  Quizá en la primera adolescencia. Era un chaval muy obediente.  Hasta para creer lo que me decían.  Pero, difícil. Rey y bueno no son dos palabras que combinen.

-¿Debería de algún modo asumir Felipe VI la penitencia derivada de los pecados de su padre o es un asunto que atañe solo al ‘pecador’?

-Ya te he dicho que no creo en el Estado. En la monarquía ya ni te cuento. Me parece siempre una usurpación, aunque pagara a Hacienda.

-Te has declarado profundamente antimonárquico, pero sabes que hay estados democráticamente ejemplares que son tan monarquías como nosotros. ¿Nuestro problema es la institución monárquica o mala calidad de nuestra democracia?

-No conozco una sola democracia ejemplar en todo el planeta.  Hasta donde yo se, es una experiencia aún inédita.

-Si te nombraran ministro de Cultura, ¿cuál sería tu primera medida en relación al cine y el teatro?

-Mi primera y única medida sería rechazar el nombramiento.

-¿Qué te movió a interpretar a Lorca y en qué consiste el espectáculo que podremos ver en Conil?

Lorca es una maravilla.  La belleza del lenguaje, la hondura de sus ideas, la profunda claridad de su visión.  Todo a la vez. Siempre es un momento ideal para leer, escuchar o hacer textos de Lorca.

-¿Dónde reside la actualidad de Poeta en Nueva York?

-Habla, entre otras muchas cosas del capitalismo y su mayor crisis histórica,  el crack del 29, previa a la que estalló en 2008 y aún padecemos.