España es ese país en el que, aunque su Constitución reconoce que es un Estado aconfesional en el que, literalmente, “ninguna confesión tendrá carácter Estatal”; reinan los cristos y las vírgenes de cuyo pecho cuelga una medalla.

Son muchas las vírgenes que han recibido de parte de los poderes públicos algún tipo de reconocimiento por sus méritos. Hablamos de medallas y premios que deberían recaer sobre personas físicas, seres humanos.

Pero España es también ese país en el que unas 120 figuras religiosas, entre vírgenes y cristos, han sido elegidas alcaldes y alcaldesas de alguna población o tienen en sus manos el futuro de los ciudadanos después de que un político haya preferido dejar ese trabajo en su voluntad y rezar en vez de trabajar.

No es raro, aunque si sorprendente, escuchar a algún que otro ministro o dirigente encomendar la recuperación económica, el fin del paro o la unidad de España a los rezos a una virgen. Se ha dicho hasta en el mismísimo Congreso de los Diputados.

Desde la Virgen del Amor y los Dolores, reconocidas con medallas al mérito que deberían pertenecer a un policía o un guardia civil; pasando por la Virgen del Rocío como encargada de crear puestos de trabajo para los españoles que viven desde hace años el paro como una de sus mayores preocupaciones.

Hagamos un repaso por los 10 casos más polémicos y llamativos.