El Partido Popular no se esperaba perder las elecciones generales en 2004, no asumió la derrota y consideró que le habían 'robado' el Gobierno. Bajo esta premisa llevó a cabo una oposición feroz: solo contra la política antiterrorista del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero convocaron 16 manifestaciones de 2005 a 2011. Nunca antes en democracia un partido político había utilizado el terrorismo de esa forma. Y nunca antes un partido político había utilizado otro asunto de Estado, como lo es el modelo territorial, también para hacer oposición brutal.

El origen, el Estatut

Muchos son los que marcan el origen en el apoyo al independentismo catalán y la ruptura entre el Gobierno central y el catalán en la oposición férrea que armó el Partido Popular contra la reforma del Estatut, y que culminó con su recurso ante el Tribunal Constitucional, de la que luego se arrepintió.

No se olvida la manifestación que el 3 de diciembre de 2005 el PP, con Rajoy a la cabeza, organizó en Madrid y la posterior recogida de 4 millones de firmas por toda España. Poco importaba el debate sobre el modelo territorial, el único objetivo que buscaba el PP, lejos de hacer política, era calentar el ambiente contra el Gobierno socialista con lemas como "Zapatero rompe España" o "Zapatero privilegia a Cataluña".

Cómo cambia la historia. Ahora, ya en la segunda legislatura de Rajoy en el Gobierno, habiendo sacado el gobierno catalán las urnas a la calle el 9 de noviembre de 2014, habiendo promulgado leyes para convocar un referéndum de independencia y crear un estado catalán la consigna desde el Gobierno es sólo responder desde las instituciones, nada de convocar a sus militantes a las plazas, eso ahora es muy de Podemos y los independentistas.

Manifestación en Sol

Pero es que en 2005 el Partido Popular y Rajoy ocupaban en la misma Puerta del Sol, símbolo ahora del Movimiento 15-M, una concentración bajo el lema “con la Constitución, todos juntos”. Cuando aún no sabíamos ni que existía el artículo 155 de nuestra Carta Magna.

la Constitución no corría peligro alguno, pero la decisión de Zapatero de abrir un proceso de reformas de los estatutos de autonomía sirvió al PP para poner el foco sólo en Cataluña y acusarle de favorecer a esta comunidad, al tiempo que rompía España.

Desde el Gobierno socialista, su vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, respondió a la convocatoria del PP con una declaración en la que afirmó que el Ejecutivo “respeta el derecho de manifestación” de los militantes del PP pero que “una concentración callejera” no era “la mejor manera de defender la Constitución”. Un artículo que en 2017 podríamos escuchar perfectamente de boca de su sucesora, Soraya Sáenz de Santamaría