ADADE, la acusación popular en el caso Gürtel y que consiguió que Mariano Rajoy tenga que declarar como testigo en el caso, ha remitido a la Audiencia Nacional un escrito en el que valora la petición de Moncloa -para la que usa adjetivos como “ridícula, burla, irrisoria o mendaz”- de que el presidente del Gobierno comparezca a través de videoconferencia y sólo ofrece los días 26 y 27 de julio.

La acusación popular valora las razones argüidas por Moncloa como el supuesto gasto de fondos públicos que supondría su traslado a la Audiencia Nacional, las razones de seguridad y orden público o la apretada agenda del presidente del Gobierno.

Sobre el despliegue de fondos públicos, ADADE recuerda que Rajoy acude con asiduidad a “tanto a actos políticos de su Partido, como a actos institucionales”, por lo que usar este argumento a la hora de declarar en el tribunal supone colocar “con tal vano pretexto, a una citación judicial en una posición inferior y subordinada”. Y recuerda que ellos mismos propusieron que la declaración se hiciera “en el despacho oficial del testigo, lo que excluiría automáticamente ese ‘despliegue de recursos públicos’”.

“Más de lo mismo” ocurre con el argumento de las razones de seguridad. Esto no sería aplicable en su despacho oficial “porque resulta obvio que ya preexisten” elevadas medidas de seguridad en Moncloa.

Sobre la apretada agenda de Rajoy, ADADE recuerda que Moncloa no ha aclarado los “numerosos actos y reuniones” que supuestamente tiene Rajoy, pero vuelve a señalar que ese argumento coloca al Tribunal “en una posición subordinada respecto a la actividad pública del testigo”.

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ADADE, sin embargo, señala que “parece plausible e incluso conveniente” que el tribunal se “coordine” con el testigo para su comparecencia al ser un miembro del poder Ejecutivo, pero “en el caso, y sólo en el caso, de que el testigo acreditase la relevancia y multitud de los ‘actos y reuniones’ oficiales que tenga previsto”.

Pero ADADE cree que hasta ahora se ha ofrecido al tribunal “una visión no acreditada y ridícula de las posibilidades” de Rajoy para comparecer. En cambio, las dos únicas fechas propuestas “suponen una auténtica burla al cumplimiento de un acto procesal firme”. Porque una cosa es solicitar su agenda para las próximas fechas, “y otra bien diferente la ‘oferta’ que se efectúa, tanto por su lejanía como por su ridículo abanico de posibilidades, resultando irrisorio y mendaz”.