No dejan lugar a la duda. Los fiscales progresistas hablan de “desolación y limpia profunda” para calificar la oleada de propuesta de nombramientos que realizó este miércoles el Fiscal General del Estado, José Manuel Maza. En realidad, y quizás esto sea lo peor, cumpliendo lo que se temía: “que se le había elegido para cumplir lo que se ordenara desde el Ministerio”.

Fiscales sin independencia

Porque más allá de los nombramientos en sí, lo que apuntan como “peor noticia” los diferentes fiscales con los que ha hablado ELPLURAL.COM es precisamente eso: “la demostración que estos cambios ponen de manifiesto: que la carrera ha perdido toda independencia, y que el Consejo, bajo este Fiscal General, funciona conforme al dictado de su ‘superior’, el ministro de Justicia como nunca antes había sucedido en la historia de la democracia”.

Como contamos hace unos días en este periódico, el nombramiento del actual Fiscal General, Maza, produjo perplejidad en la carrera. Fundamentalmente porque llegaba pocas horas después de que el ministro, Rafael Catalá, hubiera ratificado oficiosamente a su antecesora, Consuelo Mayoral. De inmediato, y ante la falta de una explicación del propio ministro a la afectada, entre los fiscales corrió el convencimiento de que el bandazo de opinión de Catalá se debió a la resistencia de Mayoral a llevar a cabo el cambio profundo y “tan favorable a los fiscales más conservadores que no ha tenido inconveniente en traer ahora Maza”.

Borrados los fiscales progresistas

El repaso generalizado de esos cambios en los puestos de mayor peso resulta incontestable. En estos momentos apenas si quedan vestigios de los miembros de la Unión Progresista de Fiscales. Aquellos miembros de la carrera con los que hemos hablado apenas logran señalarnos entre los progresistas a los fiscales del Supremo Juan Ignacio Campos y Rosana Morán;  a Elvira Tejada, en Criminalidad Informática, o a Joaquín Sánchez-Covisa en  Extranjería. En todos estos casos, además, fiscales que no son nuevos nombramientos, sino que se trata de renovaciones en sus cargos. En varios de los casos, además, porque no se había presentado ningún otro candidato.

Frente a esto, se subraya muy expresamente no sólo el caso del nombramiento de un fiscal muy conservador y obediente como Manuel Moix al frente de una fiscalía tan importante como Anticorrupción, o la caída del fiscal jefe de Murcia, Manuel López Bernal en plena crisis por el caso del presidente de esa región, Pedro Antonio Sánchez, sino también, y muy fundamentalmente, de la caída de algunos fiscales que ocupaban puestos clave. En este sentido, todos apuntan al relevo de Javier Zaragoza al frente de la Fiscalía de la Audiencia Nacional.

El caso de la fiscalía de la Audiencia Nacional

“Es un movimiento insensato -nos dicen-, porque Zaragoza tenía unos contactos tanto policiales como internacionales clave en Francia o Marruecos, por ejemplo, clave para la lucha antiterrorista y yihadista”. Pero a nadie se le pasa que también la Audiencia Nacional es por donde pasando todas las investigaciones de temas de corrupción política. Y ahí se subraya el perfil de su sustituto, Jesús Alonso Cristóbal.

Cristóbal, “a quien ya había colocado el Ministerio de segundo de Zaragoza en 2013 para que fuera su sombra y su contrapeso -nos dicen fuentes fiscales-”, está considerado en la carrera como un hombre del Opus Dei, muy conservador y cercano al Gobierno. Curiosamente, de un perfil muy similar al verdadero cerebro de toda la estrategia del PP en los casos de corrupción, el abogado Jesús Santos.

Estamos hablando del letrado que el PP sentó en el banquillo de la Gürtel para que declarara en nombre del partido por el procesamiento como ‘beneficiario a título lucrativo’ de las andanzas de la trama que lideraba Francisco Correa. Santos, como Cristóbal ahora, antes de ser abogado defensor central del PP fue también fiscal de la Audiencia Nacional, y es muy cercano al Opus Dei: “no es ilógico pensar que lo que diga Santos a partir de ahora va a ser escuchado con mucha mayor atención en la Audiencia”, nos dicen en esas fuentes fiscales.

Rajoy supera a Aznar

La desolación en la carrera fiscal, especialmente entre sus filas progresistas, se resume en un pensamiento que apuntábamos: “nunca, como ahora, se había ejercido tal control de la carrera fiscal en democracia.., ni siquiera con la mayoría absoluta de Aznar”. Se nos asegura que este “actuar ya sin ningún complejo” sólo se ha vivido bajo Rajoy.

Como nos decía un fiscal, no sin amarga ironía, “precisamente los que públicamente tanto dicen apoyar la meritocracia como forma de ascenso, han impulsado un cambio por razones ideológicas, sin precedentes, reproduciendo el ambiente del Congreso de los Diputados”. Lo que nos quería decir es que en el Consejo Fiscal hay seis miembros de la conservadora Asociación Profesional e Independiente, mientras los representantes de la Unión Progresista son tres, y “han votado en bloque, como los políticos, a sus candidatos ideológicamente más cercanos, sin importar los méritos de quiénes dejaban en el camino…”.