"Malditos seáis, islamistas hijos de... Ya os echamos de aquí una vez y volveremos a hacerlo. España será occidental, libre y democrática". Isabel San Sebastián

Los terroristas provocaron muchas víctimas el jueves en Barcelona. Las más importantes, las más sentidas, los muertos y heridos por los atentados; las más numerosas, menos sentidas, pero igualmente desgraciadas, las miles de débiles mentes mutiladas por el odio. El terrorismo consigue su objetivo cuando sacrificando a inocentes, provoca a los miserables que lo alimentan.

No está bien regodearse con la ignorancia de una mente frágil, pero no podemos permitir que su bilis corroa los fundamentos de una sociedad que, pese a sus muchos defectos, busca la justicia y la igualdad. ¿Supone la inconsciente pseudoperiodista, que los musulmanes que en teoría fueron expulsados tras la mal llamada Reconquista, eran terroristas? Extraños fanáticos aquellos que, en lugar de devastar, se dedicaron a construir algunas de las mejores joyas de nuestra arquitectura; aportaron los mayores avances en agricultura, medicina y ciencia de la época; convirtieron la Península Ibérica (por primera y, de momento, única vez) en la región más avanzada del Continente.

Quien desconoce la historia, difícilmente puede interpretar el presente. La maltrecha mente de Isabel ignora que más del 80% de las víctimas del islamismo radical, son musulmanes. Que los millones de refugiados que han tenido que abandonar sus casas, sus cosechas, sus ancianos, su vida, huyen del mismo fanatismo que acaba de azotar Barcelona. Que la inmensa mayoría de quienes asesinan en Europa, son europeos. 

¿Isabel, cuando los expulses cómo los vas a sustituir? ¿Irás tú misma a recoger las cosechas en los abrasadores campos de Lleida o en los infernales invernaderos de Almería? ¿Echarás sólo a los pobres o también a quienes amarran sus yates en Puerto Banús? Magna tarea para alguien tan limitado. Trátate cuanto antes tu herida. Y lee historia, pero esta vez prueba con libros de verdad. Si te cuidas, algún día puedes dejar de ser una víctima del terrorismo.