Antes de explicar este título, os propongo una meditación política: nadie discute de ideologías, todo el mundo debate sobre quién manda. Eso pasa en el PSOE, pasa en Podemos y pronto pasará en Ciudadanos. Sólo eso no ocurre en el PP (¡cómo cambia la vida en el poder!). Y he pensado proponeros una serie de posts sobre diversos asuntos que me parecen vitales para los españoles y que no son lo de Sánchez y Díaz o lo de Iglesias y Errejón o lo de Ribera y Punset.

La idea de cómo se organiza una nación, no es nunca un tema menor. Cito lo ocurrido con Yugoslavia para que se entienda bien, pero podría comentar la evolución del Imperio Austro-Húngaro, o lo de los países nórdicos o lo de Bélgica. En Europa o las fronteras se cargan de racionalidad o van saltando por los aires con el paso del tiempo. De verdad: mirad en Google la evolución de las fronteras europeas en los últimos doscientos años. Y si tenéis tiempo pedidle a Google datos de cien y cien y cien años atrás. Os va a parecer una obra de guiñol.

Vamos a ver si puedo explicarlo bien sin molestar a algunos: las fronteras de los países no son indefinidas jamás, las fronteras de los países hay que explicarlas a cada generación. Por cierto a tu generación nacional y a la generación de las otras naciones cercanas.

Hay quien cree que basta con mapas de la ONU, con textos constitucionales y con guardias fronterizos. Claro que todo eso hace muy difícil crear nuevas naciones separando o uniendo comunidades; pero no lo hace imposibles. No me remonto a épocas pasadas hace decenas de años, voy a recordar cosas que pasaron antes de ayer.

Yugoslavia era un país sólido e importante en los mapas y en las mesas del mundo. ¿Y hoy? Hoy no existe. En su lugar tienen sus banderas: Serbia, Croacia, Macedonia, Eslovenia, Bosnia-Herzegovina y Montenegro.

Checoslovaquia nos era familiar, pero hoy tenemos que pasar frontera entre Chequia y Eslovaquia.

Y Crimea ahora es Rusia.

En España, sólo Portugal nos dejó un día. Y siempre fue complicado marcar fronteras en los Pirineos; (incluida Andorra).

Quiero decir con este repaso geográfico que nadie considere que las fronteras de Europa están escritas en piedra. Ni aunque estén escritas en una Constitución: las fronteras de Europa serán lo que quieran los ciudadanos de cada país europeo.

Las fronteras hay que trabajarlas cada día entre los colectivos que forman un país: nadie se va a quedar en unas fronteras que no quieran tener sus ciudadanos.

Naturalmente que todos los europeos  apoyarán a un asociado para evitar desgarros, pero ningún europeo apoyará la violencia si alguien decide que quiere cambiar fronteras. Claro, claro y luego hablamos de economía, finanzas y cosas así, pero nadie impedirá un nuevo dibujo de fronteras si no son un pacto permanente entre ciudadanos. Porque puede haber quién prefiera ser independiente y pobre que asociado y rico. Miedo me da si alguien entra en esa locura.

También en España hay quienes se plantean la independencia. Y no pasa nada: tienen todo el derecho a plantearse la independencia. ¿Qué hacemos los demás que sí creemos en un Estado llamado España? Pues convencer, debatir, negociar, sacar textos legales de vez en cuando. Y mucho trabajo para explicar y convencer.

A mí me gustaría estar en mesas de debate donde explicaría lo bueno que es una España como nación de naciones; pero no me molestaría nada (todo lo contrario) que se incorporasen un catalán, un vasco, un gallego, un leonés y cualquier otro que tuviera dudas.

Pues algo así creo que tienen que hacer todos los que tienen algo de poder en Madrid y en las Comunidades Autónomas.