Una señora con pantuflas negras. Una langosta. Un restaurante en un paraje fantástico de España: La Guardia (Pontevedra). Pocos imaginan lo que va a ocurrir a continuación. Nadie puede llegar a suponer que acaba de entrar al restaurante con menos ética de la región: un lugar anticonstitucional, antidemocrático y cuya ideología aboga por el tiempo en el que en España no existían los Derechos Humanos

El vodevil de las pantuflas negras que incita al golpe de estado

Pero así es. La señora Olga recibe a sus comensales ajena al mundo y el siglo en el que vive. Es como la abuela de Litoral, solo que su entrañabilidad es pura fachada. Honra a la Falange, a Franco y al Partido Popular (¿casualidad? no lo creo). Según explica el psicólogo clínico Carlos Ramos Gascón a ELPLURAL.COM, se trata de "una conducta exhibicionista". Para él la explicación es obvia: "debe tratarse de una persona previamente conocida por la mayoría de quienes van a comer a su restaurante y, en todo caso, ya deben tener una idea aproximada de lo que se van a encontrar".

Y así parece ser. Al ritmo de sus pantuflas negras, son muchos los comensales que se unen a su particular vodevil. "No veo normalidad o anormalidad en la conducta de esta señora", apunta Ramos. "Lo que aquí podría ser éticamente reprobable es que se aproveche una situación específica como es la de un restaurante, para imponer de alguna manera la expresión de su propia ideología, y con una simbología que no es la actualmente legal. No suelen ser conscientes del daño histórico ocasionado. Muy al contrario, suelen estar imbuidas de sus esquemas ideológicos. Todo sentimiento patriótico y nacionalista -del color y alcance que se quiera- linda con el fanatismo".

Una opinión con la que está de acuerdo la abogada y politóloga Aurora García Pérez. Según reconoce para ELPLURAL.COM, "su conducta debería ser considerada como exaltación al terrorismo -de Estado-, ya que en el fondo lo que está animando es que alguien dé un golpe, que es cómo el líder que defiende alcanzó el poder". 

Y las víctimas, ¿qué?

Partimos de la base de que muchos conocen el comportamiento de Olga y siguen yendo a su local por dos razones: lo consideran una actitud inocente o están de acuerdo con ella. Los segundos no tienen remedio, pero los primeros deberían recapacitar sobre su postura. Como revela TripAdvisor, son muchos los clientes que han salido espantados de sus dominios. "Vergüenza", "ilegal" u "ofensa" son algunas de las palabras con las que se refieren al local. Pero no solo eso, ¿qué ocurriría si un familiar de una víctima del franquismo entrará en su local desconociendo qué se hace en el interior?

Es anticonstitucional y, por tanto, ilegal

Según explica Carlos Ramos, "víctimas del franquismo que se vieran repentinamente envueltas en esta situación en el restaurante de referencia reaccionarían con profundo desagrado. La guerra civil y el franquismo supusieron una grave fractura para la sociedad española". 

Una grave fractura entre derechas e izquierdas que hemos mantenido, desgraciadamente, muy viva. "La memoria histórica y el reconocimiento de que las acciones de Franco son delitos de lesa humanidad es una asignatura pendiente de este país", reconoce García Pérez. Lo cual no deja de constituir una falta de ética realmente bochornosa. Más de 140.000 personas murieron a consecuencia de las acciones del dictador Franco, que para hacernos una idea viene a ser la población actual de Santiago de Compostela. Si calculamos una media de diez familiares por cada víctima, veremos la importancia de los números y la gran necesidad de parar este comportamiento despreciable. 

Un comportamiento anticonstitucional

Por otro lado, ¿es legal este comportamiento? "En el vídeo vemos una bandera con el águila, escuchamos el Cara al Sol y la decoración rinde tributo a un dictador golpista. Todo esto es anticonstucional y antidemocrático y, ya sabemos, que todo lo que sea anticonstitucional es ilegal, especialmente si exaltamos una dictadura que vulneraba los derechos fundamentales de las personas".

A ojos de la abogada madrileña, "estos actos deberían ser considerados como exaltación del terrorismo -de Estado-. La Constitución defiende un régimen democrático, esta señora está haciendo apología de una dictadura que fue impuesta al pueblo español".

Suárez, artifice de desmontar el franquismo al que había sido sometido nuestro país, aprobó una ley con el fin de eliminar cualquier posibilidad de que se efectuasen declaraciones institucionales sobre el tema. A pesar de ello, no fue lo suficientemente dura. Calles en honor al bando nacional, monumentos y otros elogios a la dictadura siguen presentes en nuestras calles. 

Y no solo eso. La respuesta conservadora de este país a la memoria histórica es una vergüenza. Nuestros ojos no solo han visto como los poderes públicos actuales han intentado silenciar a las víctimas, sino detalles tan crueles como el del Ayuntamiento de Málaga, que se atrevió a instalar un "water" para perros sobre la mayor fosa común de víctimas. O el ayuntamiento de Guadiana del Caudillo (Badajoz), donde no han dudado de instalar cámaras web para proteger los recuerdos de la dictadura. Ah! y no nos olvidemos de otra perla, ¿sabes quién es el alcalde honorario de Málaga? ¡Sorpresa!

Castigamos y condenamos poco estas actitudes que dañan la convivencia entre los españoles y ahondan en la brecha que se abrió en nuestro país durante la Guerra Civil. Pero no penséis que solo hay que legislar al respecto. Si no hay ética social en cuanto a esta clase de actos, no podemos culpar al legislador. Así que la próxima vez que vayas a echarte unas risas al famoso Casa Pepe de Despeñaperros o a Casa Olga, intenta pensar durante un momento qué estás alimentando. Ese tipo de langostas nos salen muy caras a toda la sociedad.