José Antonio Sánchez, presidente de RTVE, y Eladio Jareño, director de TVE, han tomado su primera medida tras el 26J. Y no parece muy halagüeña para la libertad en la radiotelevisión pública. Han decidido pasar a controlar incluso qué trabajadores o qué programas pueden presentarse a premios.

Se acabó que los redactores o productores puedan presentarse libremente

Para entender bien la situación, vamos a explicar cómo estaba hasta este momento. Hasta la actualidad, RTVE presentaba a los premios aquellos programas o trabajos que consideraba oportuno. Pero además, si un periodista o un programa, de manera individual, deseaban presentarse a un premio, pongamos los Ondas o los de la Academia de Televisión, a título personal, eran libres de hacerlo.

De esta manera se evitaba algo que los veteranos de la radiotelevisión pública conocían bien y que, en realidad se produce en tantas empresas: que las diferentes direcciones presentaran a los premios aquellos programas que por razones ideológicas o comerciales les conviniera, ignorando periodistas o programas incómodos.

Hay un caso muy claro en la historia de la propia TVE. Durante todo el aznarismo la dirección evitó sistemáticamente presentar el incómodo telediario de La 2 Noticias a los premios, con lo que quienes se presentaban eran los miembros de la redacción que lo preparaban diariamente. Durante ese tiempo, para enfado permanente de Ernesto Sáenz de Buruaga como de Alfredo Urdaci, los directores de informativos de la época, La 2 Noticias obtuvo numerosos premios como es sabido.

Historia de un proceso de progresivo control

Ya no volverá a pasar. La actual dirección de RTVE ha dado un paso más en su intento de control de unas redacciones que se le rebelan. Comenzaron copando los puestos directivos internos que pudieron con veteranos de los tiempos de Urdaci. Personajes a los que mimaron con pluses económicos generosos. Pero no tenían bastantes adictos y la creciente contestación interna les impedía controlar con suficiente eficiencia los telediarios. Resultado crearon la conocida en Torrespaña y Prado del Rey como las redacciones paralelas.

Ahora la mordaza llega también a los altavoces externos a la disidencia que podían significar los premios. La dirección ha establecido una normativa interna por la que “trabajadores o equipos de programas de la CRTVE que quieran presentar un determinado producto audiovisual a cualquier concurso, premio o festival deberán recabar del órgano competente de la CRTVE su preceptivo consentimiento o autorización previa”. Es decir, la dirección pasa no sólo a controlar quienes ella presenta a premios, sino que también, como decimos, prohíbe hacerlo a cualquier trabajador o redacción sin su visto bueno.

Pero además, en la misma norma, poco después, se advierte que “los premios mencionados deben formar parte del patrimonio de la CRTVE y ser atribuidos a ésta, con destino a actividades de responsabilidad social corporativa”. Como justificación dan que los premios son “fruto de relaciones laborales” y de haber utilizado “los medios técnicos y/o artísticos propiedad de la CRTVE”.

Control incluso de quién va a recoger el premio

Ya en el colmo del control, y no es descartable porque hay antecedentes, para evitarse posibles críticas, la dirección de RTVE en la nueve norma establece que “corresponde a cada una de las Direcciones cuyos titulares formen parte del Comité de Dirección (…) la determinación de la persona o personas que recogerán los mencionados premios”. Es decir, muy bien una persona o una redacción de un programa pueden ser los premiados, y quien recoja el premio y lo agradezca en su nombre sea alguien que nada haya tenido que ver con el reportaje o programa.

Aun así, como no todo es completamente controlable, y hay premios que se dan a título individual y sin que el premiado se presente, en el colmo de la racanería, José Antonio Sánchez y su equipo advierten en la nota que “cuando se trate de premios concedidos a profesionales de la CRTVE a título individual, en ningún caso la CRTVE asumirá los costes que puedan derivar de la recogida de los mismos, tales como los correspondientes a desplazamientos, alojamiento o cualesquiera otros”. En román paladino, no vaya a ser que premien a alguien por su defensa de la independencia de la radiotelevisión pública, o por haber colado un programa o un reportaje contrario al interés de la dirección y encima haya que financiarle que vaya a recibirlo.

Lo sorprendente es que a estas alturas, y pese a que el PP está muy lejos de tener ya la mayoría absoluta que le permitió colocar a la actual dirección, rechazada por la inmensa mayoría de los trabajadores, el resto de partidos políticos no muevan un dedo para cambiar la situación que se vive en la radiotelevisión pública.