Los menores en exclusión social de Castilla y León no podrán hacer sus tres comidas diarias durante el verano, o al menos, no recibirán la ayuda necesaria para ello por parte del gobierno de su comunidad. Así lo ha decidido el Grupo Popular al rechazar de forma tajante una propuesta socialista con la que se pretendía garantizar que los comedores de los colegios permanezcan abiertos durante los meses de verano.

Para muchos niños, la comida que les dan en los centros educativos, son los únicos alimentos que se llevan a la boca de forma regular a lo largo del día. Esta es una realidad que se ha asentado en nuestro país desde que comenzara la crisis. Una realidad que el PP ha preferido no ver y que, incluso, ha desmentido en demasiadas ocasiones. Entre los oídos de los padres que sufren esta situación, que no pueden alimentar dignamente a sus hijos, todavía resuenan las palabras del por entonces presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, que no dudó en decir que “no hay malnutrición, sino obesidad infantil”.

Ahora, se unen las de los populares de Castilla y León que consideran “improcedente” e “innecesario” ayudar estos niños.

Alimentar por “necesidad y por justicia”

Según ha explicado la socialista Ana Muñoz de la Peña, en sólo tres años la tasa de probleza en la comunidad ha pasado del 5,3% al 26,1% de 2016. Una cifra que no habla de hogares en los que sólo se puede poner sobre la mesa cada dos días un plato de carne o pescado. En resumen: 125.000 niños en situación de pobreza y 102.534 personas sin ningún ingreso.

“Por necesidad y por justicia, espero que apoyen esta proposición”, pidió la socialista y el PP prefirió mirar para otro lado y votar con un fuerte “no”. Y es que el PP cree que los socialistas exageran, que lo que ha hecho la oposición es presentar una “pobreza severa” que nada tiene que ver con realidad de Castilla y León.

La reiterada sordera del PP

No es la primera vez que los populares desoyen las peticiones para acabar con el hambre de los más pequeños. Ya no hace falta irse hasta los mal llamados países del tercer mundo para descubrir la malnutrición infantil.

Justo antes de que los colegios madrileños cerrasen sus aulas para recibir las vacaciones de Navidad, el PSOE pidió que no se hiciera lo mismo con sus comedores, que unos 60.000 niños necesitaban ese servicio. El PP no sólo no hizo caso, sino que insultó a esas familias que sufrían asegurando que “el principal riesgo que tienen los niños de la Comunidad de Madrid de malnutrición es la obesidad” y no pasar hambre. Esto lo dijo González casi sin pestañear. Poco después era la lideresa, Esperanza Aguirre, la que ponía la puntilla afirmando que “es posible que, si preguntamos a los pediatras, son mayores los casos de obesidad que los otros”.

Otro popular que no ayudó a los menores fue el presidente de La Rioja Pedro Sanz. Por el bien de la comunidad, por guardar su imagen y por no “marcar de por vida” a los niños. Estas fueron las razones que el popular dio para negarse a abrir los comedores en verano. Para él, la situación no era tan grave y, además, era una medida más bien “populista”. "¿Ustedes se imaginan la imagen que daría de nuestra comunidad?", preguntaba.

A esta lista de solidarios hay que sumar al PP gallego que también ha preferido apostar por la tesis de no abrir los comedores por el bien de los niños, si lo hicieran, estarían fomentando la “discriminación” al darles una “excesiva visibilidad". Prefieren que los trapos sucios se laven en casa y que sean los servicios "asistenciales" y "sociales" los que se ocupen de suministrar a las familias "los alimentos que necesiten". No sea que los niños salgan a la calle y dejen ver que, de verdad, tienen hambre.