Mariano Rajoy presenta en el Congreso las firmas contra el Estatut, acompañado de Josep Piqué, Alicia Sánchez-Camacho, Jorge Fernández Díaz y Jorge Moragas. EFE



A este PP ya no se le reconoce. Desde que empezaron a vislumbrarse las elecciones generales, ha reculado en todo aquello que podía empañar una imagen dulce del partido; así, entre otras decisiones, optó por guardar en un cajón la retrógrada reforma del aborto o anunció que devolvería la sanidad a los inmigrantes. Este viernes, la cúpula popular al completo se hizo la ‘foto’ en la boda gay de Maroto, tras impugnar el matrimonio homosexual ante el Constitucional, y hoy, en una entrevista en El País, asistimos atónitos al reconocimiento de que la campaña contra el Estatut fue un error.

La recogida de firmas se entendió como una agresión
Lo ha dicho el candidato del PP a la Generalitat de Cataluña, Xavier García Albiol, que ha admitido que “la recogida de firmas que se hizo en 2006 contra el Estatut podía tener muy buena voluntad e intención pero aquí en Cataluña no se entendió y fue entendida como una agresión. Por tanto con el tiempo se ha demostrado que esa acción fue muy poco afortunada”.

Mariano Rajoy presenta las firmas contra el Estatut en el Congreso de los Diputados en noviembre de 2006.



“Reconozco que hay mucha gente independentista y que la sentencia los molestó”, ha insistido Albiol, aunque ha añadido que “la explosión del sentimiento fue motivada por la financiación y la crisis”.

La Generalitat no gestionó la crisis
En defensa de la actuación del PP entonces, García-Albiol ha considerado que “más allá de que algunas acciones pudieran o no estar acertadas, el recurso del Estatut no motiva ninguna reacción. La reacción se produce en 2012, cuando la Generalitat es incapaz de gestionar la crisis y decide hacer una huida hacia adelante reclamando un nuevo modelo de financiación para Cataluña en un momento en que era imposible asumirlo por una cuestión económica”, añade.

Reformar la Constitución
Sobre una reforma constitucional, Albiol ha dicho que “hay que hacerlo cuando haya un clima de consenso y lealtad institucional”, “bajo el prisma de actualizarla a la realidad de España, pero no para dar la satisfacción de los que quieren romper España”.