Sin que para nadie fuera una sorpresa, el Tribunal Constitucional ha rechazado una vez más la admisión de un caso de solicitud de exhumación en el Valle de los Caídos. De nuevo se trataba de dos desaparecidos forzosos asesinados en 1936 sin ningún tipo de delito que pesara sobre ellos. José Cansado Lamata, hijo y sobrino de las víctimas encabezaba junto a su propio hijo el recurso de amparo ante el alto tribunal tras el habitual periplo por juzgados que han ido sistemáticamente denegando la petición. El Constitucional considera que durante este proceso no se ha vulnerado derecho fundamental alguno y por eso inadmite la solicitud de exhumación.

Este caso de aniquilación sin acusación ni juicio llegará ahora al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Será el siguiente paso para intentar recuperar los restos de los dos jornaleros de Ateca asesinados sin ser sospechosos de nada.

La falta de tutela judicial efectiva que alega el abogado de José Cansado no ha sido considerada por el Constitucional que considera que en este caso de los dos jornaleros de Ateca detenidos, ejecutados arrojados a una fosa común en 1936 y trasladados en 1959 al Valle de los Caídos de donde su familia quiere rescatarlos, no se ha vulnerado ningún derecho fundamental de la Constitución.

Enterrados con Manuel Lapeña
No es desde luego la primera vez. Más aún, junto a los Cansado, en la misma cripta se encuentran los restos de Manuel Lapeña, cuya petición de amparo pasó también por el Constitucional. La hija, Purificación Lapeña ha llegado al Tribunal Europeo de Derechos Humanos para intentar lo mismo, exhumar a su padre, con resultado negativo. Ahora, los familiares de José y Antonio Cansado recorrerán el mismo tramo final en Estrasburgo antes de acometer la vía administrativa. En septiembre llevarán el caso a Europa.

Les llamaron al Ayuntamiento
José Cansado Lamata nació el 24 de agosto de 1893 en Ateca (Zaragoza), era agricultor. El 22 de septiembre de 1936 le hicieron ir al Ayuntamiento de Ateca, requerido para prestar declaración. Lo mismo que le ocurrió a su hermano, Antonio Cansado Lamata de quien dice el recurso carecía de afiliación política conocida y que también se personó en el Ayuntamiento. Este fue el principio del fin.

Nunca llegaron a la capital
Les trasladaron al mercado de abastos de Calatayud junto con otros diez. Al grupo se le conoció en la zona como los 12 de Ateca. Creen en el pueblo que un mes después, sobre el 26 de octubre de 1936, les trasladaron a todos fuertemente custodiados y sin destino conocido, en dirección a Zaragoza para prestar, se supone, nueva declaración. Pero no fue así. Nunca llegaron a la capital.

Les hicieron cavar su propia fosa
A unos 30 kilómetros, el camión que les transportaba salió de la vía principal y se desvió por un camino de tierra. Allí se detuvo. Dicen que les hicieron bajar y cavar su propia fosa. Allí quedaron los hermanos Cansado y sus compañeros, ejecutados sin juicio, asesinados sin razón.

Registrados en la Abadía del Valle
En 1959 se inauguró el Valle de los Caídos, el monumento mortuorio que iba a alojar de forma aleatoria a víctimas que, al menos de una parte, nadie podía reclamar sin riesgo. El 8 de abril de ese año se puede leer en el registro de inhumaciones de la Abadía Benedictina del Valle la inscripción del grupo. En el libro de enterramientos de lo que ahora es el Patronato de la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos consta la entrada de 12 cuerpos anónimos con los números de registro de 9.454 a 9.465 procedentes de Ateca.

Perfectamente localizados
Así lo certifica ahora el delegado del Patronato y así lo ha planteado la familia ante las instancias judiciales que al inicio en primera instancia, y ahora ya en el recorrido habitual, ante el Tribunal Constitucional, siguen recordando que fueron muertos de manera violenta y que se encuentran perfectamente localizados

“Víctimas de un plan sistemático de eliminación”
Lo que pedía la familia a través de su abogado, Eduardo Ranz, no era sino que se autorizaran las peticiones de exhumación de los restos ya localizados, personas que habían sido víctimas de presuntos delitos de detención ilegal con desaparición forzada y que entraron en un plan sistemático y preconcebido de eliminación de oponentes políticos durante los años de la Guerra Civil y los siguientes incluso a la postguerra.

El siguiente paso, Europa
Así lo expresaba el letrado Ranz en su recurso ante el Constitucional, un escrito desestimado como viene siendo habitual en esta instancia con este tipo de temas y que le llevará al siguiente paso, es decir a presentar el caso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Antes o después se hará justicia
 Y aunque las últimas sentencias no han sido favorables, tienen claro estas familias como muchas otras que cada vez más se deciden a continuar con sus peticiones, que ese es el camino y que antes o después un juez aquí o en otro tribunal de algún país diferente, dirá que tienen razón y que es de justicia abrir la tumba y recuperar lo que queda del cuerpo de sus familiares y de todos aquellos a los que un día se llevaron ‛a tomar testimonio’ , no pudieron volver y aún hoy siguen desaparecidos.