Cada cierto tiempo, el rumor sobre la decadencia de la televisión resurge. Los titulares virales, los estudios sobre jóvenes y móviles, y la tiranía del algoritmo en el ámbito digital alimentan ese mantra con tintes apocalípticos. Sin embargo, cuando se examinan los datos de consumo y de inversión, la imagen es otra muy distinta: la televisión no está en crisis, está en constante evolución.

En mayo de 2025, último ejercicio con datos cerrados, 43.434.000 personas en España conectaron con algún canal. Es decir, el 92,3% de la población sigue recurriendo a la pantalla tradicional como punto de encuentro, una cifra extraordinaria teniendo en cuenta la inmensa cantidad de soportes a disposición del espectador. Y atención porque el consumo diario se mantiene estable, tal y como explica la consultora independiente Dos30: 162 minutos por persona al día, idéntico dato que en abril.

Lejos de haberse disuelto, la televisión ha desplegado su influencia hacia nuevas plataformas, donde sus contenidos siguen generando conversación, audiencia y fidelidad. En el sector se comenta que la televisión está en todas partes. Es completamente cierto. Series que se emiten de manera lineal brillan en plataformas de streaming, actuaciones de espacios musicales disparan sus métricas en redes sociales… y cuando aparecen te atrapan.

El 'efecto plataforma'… de las televisiones en abierto

Un buen ejemplo de esta transformación es Valle Salvaje, la serie con sello Bambú Producciones es todo un activo tanto para Televisión Española (TVE) como para Netflix. Su presencia en la plataforma de streaming no ha debilitado su emisión lineal. Todo lo contrario. El ecosistema creado alrededor de este producto otorga grandes resultados tanto en el ámbito lineal como en el universo digital. Veamos los datos.

En su nueva ubicación en parrilla, Valle Salvaje cerró mayo con su mejor promedio mensual histórico en La 1: 10,3% de share, 788.000 espectadores y más de 1,4 millones de contactos, creciendo +1,2 puntos respecto a abril. Incluso lideró en los públicos más jóvenes y también en los mayores, alcanzando máximos históricos en doce de las quince comunidades autónomas. ¿Su comportamiento en RTVE Play? Muy solvente. ¿Su impacto en Netflix? También.

El ecosistema es híbrido, pero el origen de la conversación y del contenido sigue siendo el mismo: la televisión pública en abierto. La visibilidad que logra cualquier producto en la televisión lineal sigue ofreciendo enormes garantías. De hecho, existen muchos más ejemplos a explorar como los casos de Entrevías (Telecinco y Netflix) y Entretierras (Antena 3 y Atresplayer).

Del mando a la app: nueva ventana para la televisión tradicional

Lo que ha cambiado no es la televisión, sino cómo se accede a ella. Las televisiones conectadas, los dispositivos móviles, las plataformas on demand y las redes sociales han diversificado y fragmentado el consumo, pero no lo han sustituido. El consumo en diferido se ha convertido en un filón a explorar para los grupos audiovisuales que operan en abierto, con formatos capaces de sentar a medio millón de personas para disfrutar de un contenido hasta una semana después de su emisión lineal.

En esta misma línea se pronunció Montse García, directora de Ficción de Atresmedia, durante una entrevista concedida en ElPlural.com. Siempre habla de Atresplayer como "el héroe local", un lugar donde se trabaja por y para los espectadores. Los productos del abierto están disponibles en Atresplayer y viceversa. "La plataforma te permite tener series de cuatro capítulos, series de seis capítulos, de 30 minutos. Es difícil que la generalista puedas ir a una serie de 30 minutos porque muchas veces la propia parrilla no te lo permite", aseguró. De hecho, tener estas ventanas permite producir contenidos dirigidos a distintos tipos de público. Una prueba más de cómo está evolucionando la televisión.

Entrevías, otra producción originalmente de Telecinco, llegó a superar en Netflix los 138 millones de horas vistas a nivel global. Con este ejemplo, las plataformas evidencian que no llegaron a nuestro país para ser competencia de los canales en abierto. Más bien son un complemento perfecto. Lo mismo ocurre con La que se avecina, ficción que se coloca entre los contenidos más seguidos de Amazon Prime Video… a la vez que se estrenan capítulos en Telecinco o se reponen en Factoría de Ficción.

Básicamente, lo que antes era una única pantalla, ahora es un multiverso. Pero en el centro sigue estando la televisión.

La inversión publicitaria también elige su trono

Los anunciantes siguen confiando en el músculo de la televisión. El Estudio InfoAdex 2025, que analiza la inversión publicitaria durante 2024, confirmó que la televisión continúa siendo el medio individual líder. Se mantiene como pilar fundamental llegados a este punto, adaptándose a las nuevas tendencias y formas de consumo. Con una inversión total de 1.857 millones de euros, creció un 2,1% respecto al año anterior y concentró el 30% de toda la inversión en medios controlados. Ningún otro medio tradicional logró ostentar ese peso específico.

Este dato es esencial para entender por qué los grandes estrenos siguen reservando hueco en el codiciado prime time, por qué las marcas siguen apostando por spots y patrocinios televisivos, y por qué las cadenas en abierto mantienen su lugar en la conversación cultural del país. Este punto es de suma importancia, de hecho, la inversión en digital sigue creciendo con fuerza. La cuestión pasa por entender que la televisión se ha integrado con las plataformas digitales y la diversificación de contenidos ha permitido que su relevancia se mantenga en este entorno mediático tan cambiante.

El contenido es el rey, pero la televisión sigue siendo la reina

Si algo demuestra esta temporada televisiva 2024/2025, que está a punto de finalizar, es que la televisión sigue marcando el ritmo de la industria audiovisual española. Sus cifras de consumo, su rol como generadora de éxitos multiplataforma, su relevancia publicitaria y su capacidad para reinventarse en cada pantalla son la mejor refutación de cualquier discurso catastrofista. En definitiva, la televisión no ha muerto: solo ha aprendido a vivir en todas partes.

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