En el tránsito del Año Viejo al Año Nuevo se encierra la esperanza humana de dejar de lado lo malo que ha sucedido y empezar de nuevo hacia un prometedor y espléndido futuro. Desde las españolas doce uvas de la suerte a los monigotes que se queman en Ecuador el objetivo es claro, invocar a un destino amable que depare lo mejor para los siguientes 365 días. Los ciudadanos de todo el mundo tienen en común el optimismo y la esperanza.

En 1906 ya cuentan las crónicas que los madrileños acudían a la Puerta del Sol a comer las uvas al ritmo de las campanadas. Una costumbre que originó un excedente de cosecha unido a la brillante imaginación de un anónimo viticultor alicantino, zona de donde procedía el fruto. Hacerlo así llamaba a la suerte, explicaron. Y los ciudadanos comenzaron a celebrar lo que se convirtió en una tradición.

Lentejas, símbolo de la buena suerte para Año Nuevo en Italia

En Italia, en cambio, lo que no pueden faltan esa noche son las lentejas. La notte di Capodanno, estas legumbres son protagonistas en las mesas familiares para aportar fortuna. Y en algunas ciudades como Roma o Nápoles la forma de acabar con el pasado se traduce en un lanzamiento de trastos viejos por la ventana.

También en algunos países de Latinoamérica las lentejas son inexcusables en forma de sopa. Y hay casos como el de Colombia en que además de comerlas es costumbre llevar un puñado en los bolsillos.

Quemar un monigote

En los países latinos otra tradición muy extendida es la quema de un monigote relleno de serrín, papel o paja. En Ecuador es la forma de acabar con las penas pasadas. Los muñecos representan a gente que te molesta, a políticos indeseables o incluso a penas o malos momentos. En una nota se explican las razones concretas. Al prenderles fuego, convierten en humo y cenizas todos esos malos ratos.

Barrer lo viejo en México

En casa o en el restaurante. En México la celebración admite las dos fórmulas. Se barrerá la casa hacia el exterior simbolizando la expulsión de lo viejo y muchas personas llevarán ropa interior roja (llamando al amor) o amarilla (para convocar a la suerte). Cena, baile, uvas y fuegos artificiales componen un cambio de época habitual en otros países del mundo. Pero en ciertos lugares del país azteca, la fiesta es diferente y tienen conexión con los tiempos prehispánicos.

Sangre de pollo y besos

En el Valle del Mezquital cada uno de los 50 barrios indígenas de Ixmiquilpan enciende hogueras. Los totonacos de la Veracruz junto a sus curanderos ofrendan sangre de pollo, tamales, pan y flores a los antiguos dioses. En algunos lugares los cohetes iluminan el cielo para que los viejos del lugar puedan observarlo y saber si vendrán lluvias o sequías. Y por supuesto, en la zona del Caribe mexicano, la bienvenida se realizará al calor del sol, en la playa.

Para Estados Unidos es tradicional desde 1907 el cambio de año en Nueva York, en el Times Square, donde millares de personas armadas de bufandas, guantes y gorros para combatir el intenso frío, esperan desde la tarde que descienda la bola gigante (Ball Drop) recubierta de cristales de colores. Comienza la cuenta atrás y al llegar abajo caerán confetis y darán inicio los fuegos artificiales. La tradición invita entonces a besar en la boca a otra persona, sea esta quien sea.

Dinamarca despide el año con el rey y Escocia con fuego

De vuelta a Europa, en Dinamarca esperan el inicio de la celebración con el discurso real que tiene su origen en 1942 durante la ocupación alemana, cuando el rey exhortó al pueblo a permanecer unido. Bacalao cocido, puré de berzas y lomo de cerdo ahumado es uno de los menus tradicionales para la ocasión. A las 00:00 horas aparecerá el champán y el clásico pastel de almendras. Los fuegos artificiales iluminarán la noche.

En Escocia desde el 29 de diciembre hasta el 1 de enero celebran el Hogmanay cuyo origen es poco conocido. El fuego en sus diferentes variantes será el protagonista en las ciudades escocesas. Y Edimburgo es la capital por excelencia para acudir a este festejo. Una procesión de antorchas acompañada de gaitas y tambores el 29, trae ecos de los antiguos festivales vikingos que ligaban el fuego con la purificación del espíritu. Al día siguiente la Night Afore Fiesta añade a las gaitas el teatro callejero o el carnaval latino.

Ya el 31 se puede disfrutar de las carreas de huskies en el parque principal de la ciudad, Hollyrood Park, de un triatlón y, por supuesto, del coro de ciudadanos entonando For Auld Lang Syne, obra del poeta escocés Robert Burns. Sin olvidar que una de las tradiciones más importante es el first footer, es decir la primera persona que cruza la puerta del hogar y marcará la suerte del nuevo año. Si es un hombre moreno y guapo, 2017 será especialmente brillante. Pero en fin, en realidad se trata de una excusa para visitar a la familia. Necesario llevar un pan de pasas o algo de whisky.

Sudáfrica, el triunfo de la libertad para dar la bienvenida al año nuevo

En Sudáfrica repicarán las campanas, y la pólvora alegrará la noche. En algunos lugares la gente se disfraza y baila en la calle. Y el 2 de enero Ciudad del Cabo tiene la cita del Kaapse Klopsae o Minstrel Carnival. La calle se llena de colores, sombreros y sombrillas, moviéndose al son de la música que interpretan las bandas. Rememora el único día en que a los esclavos se les permitía descansar y pasar en familia el Año Nuevo, de hecho los comparsas recordarán en sus canciones la abolición de la esclavitud, en 1834.

Rostros embadurnados de blanco ironizarán con el recuerdo de músicos blancos pintados de negro en la época. Durante el apartheid se prohibieron estos desfiles que consiguieron resistir y volvieron de forma oficial con Nelson Mandela.

De una forma u otra, con alguna diferencia horaria, en todo el planeta se va a dar la bienvenida a 2022 con esa idea optimista de fondo de que siempre el porvenir triunfa y todo irá mejor. Y es que, sin duda, Escarlata O´Hara tenía razón en la mítica escena final de Lo que el viento se llevó cuando reflexionó: “Después de todo, mañana será otro día”.