La memoria de la Fiscalía de Sala de Menores, con la fiscal Teresa Gisbert al frente, explica en su parte del documento dos asuntos de especial relevancia, a la par que muy preocupentes. El primero de ellos es que se ha alcanzado el pico histórico de causas registradas por violencia de género donde el autor es menor de edad, con un incremento del 10 por ciento respecto del año anterior. El otro dato más que preocupante es el hecho de que la pornografía, y el acceso indiscriminado de los menores a ella sin una adecuada eduación sexual, es un factor de suma importancia dentro de los delitos contra la libertad sexual.

Respecto de la violencia de género, explica Gisbert que, en el año 2024 se han registrado 888 causas, lo que refleja un incremento del +10,04% respecto a las 807 causas registradas en 2023. Es la cifra más alta de los últimos cuatro años. "Esta tipología penal resulta muy preocupante, pues junto con la siguiente, relativa a los delitos contra la libertad sexual, ponen de manifiesto que no está calando en nuestros jóvenes los grandes esfuerzos que se están realizando en la formación en igualdad, predominando una deficitaria educación en valores que el entorno educativo del menor no ha sabido o podido paliar. Y ello está íntimamente relacionado también con el ya aludido abuso de las TIC, redes sociales, plagadas de bulos informativos que buscan a los menores como gancho fácil para difundir su ideología, a veces centrada en la negativa o, al menos, la minusvaloración de la violencia contra la mujer".

Delitos contra la libertad sexual

Sobre las estadísticas de los delitos contra la libertad sexual, se dice en la memoria que, en el año 2024 se han incoado 3.283 causas por delitos contra la libertad sexual, frente a las 3.185 incoadas en 2023 y 2.947 que se incoaron en 2022, representando un incremento con respecto a 2023 del +3,07%. Esta tónica ascendente viene evidenciándose desde el año 2017, continuando así una alarmante espiral.

Las razones del incremento de esta modalidad delictiva "son complejas", asevera Gisbert, si bien es generalizada la opinión de que confluyen diversos factores, "destacando la sospecha de que la etiología de estas conductas sexuales virulentas pudiere encontrarse en la carencia de una adecuada formación en materia ético-sexual, el consumo del alcohol u otras sustancias, en la carencia de una adecuada formación en materia ético-sexual, pero sobre todo en el acceso temprano a contenidos pornográficos inadecuados sin una adecuada educación sexual y en valores en general, que conduce a la trivialización de las conductas violentas y a una concepción equivocada de las relaciones sexuales libres y consentidas, así como la constatada banalización de las relaciones sexuales y de la intimidad en particular como reseñan todos los delegados y delegadas, ya que resulta palmaria la preocupación que despliegan los responsables de todas las secciones".

Dice la fiscal de Sala, que hay que tener en cuenta que "la pornografía es una fuente de inspiración para la adolescencia. El 54,1% de adolescentes cree que la por- nografía proporciona ideas para sus propias experiencias sexuales (en mayor medida ellos) y al 54,9% le gustaría poner en práctica lo que han visto. De hecho, el 47,4% de adolescentes que ven pornografía más a menudo ha llevado alguna escena a la práctica, más los chicos. Son ellos los que consumen más pornografía y los que la imitan más".

Por ello un peligro muy importante, a juicio de esta especialista en menores, es que "internet se convierta en docente y consultorio sobre sexualidad para la infancia y la juventud". La falta de capacidad de la adolescencia para ser crítica con la pornografía, y para comprender que lo que ve es ficción, está directamente relacionado con la necesidad de que los adolescentes tengan herramientas para interpretar los contenidos, ya que acceden a los mismos sin haber culminado su proceso madurativo.

Teresa Gisbert explica que, "ese acceso temprano y sin una educación ético-sexual adecuada a este tipo de páginas, las cuales no han sido creadas para educar sexualmente, pero que en la práctica cumplen una función pseudo-educativa, está contribuyendo a desarrollar en las y las menores prácticas sexuales distorsionadas, basadas en el dominio y la sumisión".

Por ello dice que, a todo lo anterior se une, una vez más, el acceso indiscriminado a través de las TIC y de las redes sociales, a conversaciones, vídeos y demostraciones de todo tipo de porno violento y duro, en el que la percepción de las relaciones sexuales dista mucho de la realidad, "creando en los menores una visión falsa y distorsionada de las relaciones sexuales que trasladan posteriormente a sus propias vivencias. Así las cosas, hay que actuar con mucha cautela en cuanto a los programas que las distintas administraciones ponen en marcha, segu- ramente con la mejor de las intenciones, para paliar este constante ascenso, y, a título de ejemplo, Teruel pone de manifiesto que se detectó un Protocolo de Mediación en Institutos de Enseñanza Secundaria contra la violencia sexual, del que no se dio cuenta a la Fiscalía, por lo que se corre el riesgo de sustraer información importante y de no investigar delitos que deberían ser investigados".