Recientemente se ha celebrado el Día Mundial de Trabajo Social en todo el mundo, una conmemoración que pone en valor el papel de aquellos profesionales cuyo trabajo consiste en ayudar a personas en situación vulnerable. Daniela Macías, delegada social de CLECE en Andalucía, Extremadura, Ceuta y Melilla, define su trabajo como una “oportunidad para cambiar vidas”.

“Nuestro acompañamiento hace que las personas vuelvan a creer en sí mismas, donde un nuevo comienzo es posible, donde las miradas vacías vuelven a cobrar vida”, asegura Lluïsa Enjuanes, trabajadora social del centro de Día Lluís Companys. Por su parte, Juan Manuel Martínez, coordinador del Servicio de Ayuda a Domicilio de Murcia pone el acento en lo que ellos reciben de su trabajo: “Terminar el día con la sensación de que por lo menos, he intentado hacer todo lo posible por ayudar, es una de las gratificaciones de mi profesión”

Todos ellos trabajan en CLECE, una compañía multilocal con presencia en todo el territorio nacional que presta servicios esenciales a los ciudadanos, como la atención a personas mayores dependientes y personas con discapacidad, que proporciona empleo a más de 9.000 personas provenientes de colectivos desfavorecidos.

CLECE cuenta desde hace 10 años con un proyecto social que responde al convencimiento de la empresa de devolver a la sociedad todo lo que reciben de ella. Bajo esta filosofía entienden su actividad empresarial desde el compromiso y priorizan la inclusión laboral de personas en situación de vulnerabilidad, como mujeres víctimas de violencia de género, personas con discapacidad jóvenes en desempleo, entre otros.

“Tener la capacidad de adaptarnos a las necesidades de estas personas es lo que hace diferencial nuestro proyecto social, no es solamente priorizar su contratación, sino asegurarnos de que puedan trabajar en igualdad de condiciones respecto al resto sus compañeros”, subraya Daniela. En este sentido, asegura, hicieron un gran esfuerzo en cambiar como organización para poder resolver cualquier situación. “Cuando surgen problemas, no podemos quedarnos en la superficie, tenemos que buscar la causa para apoyar a las personas durante su proceso de inserción”, argumenta.

Con esa nueva visión, resolvieron por ejemplo la situación de una joven que había tenido un problema de drogodependencia y que habían contratado en el servicio de asistencia a domicilio. Llegaba siempre tarde y, a través de su orientador laboral supieron que, por su proceso de deshabituación, tomaba metadona de noche para evitar recaídas. “La metadona la dejaba completamente dopada y le costaba mucho trabajo levantarse por la mañana, pero tenía que afrontar esa situación, que la limitaba y lo que hicimos fue cambiarle el turno a la tarde”, nos explica Daniela.

CLECE hace un acompañamiento de sus trabajadores a través de unidades de apoyo y en colaboración con las entidades sociales

 La compañía cuenta con unidades de apoyo que siguen el proceso de integración laboral de cada trabajador o trabajadora junto a las entidades sociales que participan en el proyecto, alrededor de 300 en toda España. Como empresa, dan una oportunidad a personas en riesgo de exclusión para su contratación, pero de la preparación de esas personas para adquirir las competencias necesarias para su entrada en el mundo laboral se ocupan las diferentes entidades sociales. El papel de Clece en este caso es facilitar y mediar.

El trabajo de estas unidades de apoyo es fundamental, como en el caso de una trabajadora que provenía de colectivos vulnerables y tuvo que renunciar a la custodia de sus hijos por motivos económicos. Inicialmente su contrato era de fin de semana y en cuanto detectaron su situación, se lo ampliaron a una jornada de ocho horas, para que pudiera recuperar a sus hijos. En este proceso también la está acompañando la asociación sin ánimo de lucro Corazón y Manos, integrada por trabajadores de Clece.

“Se lo ganó por méritos propios, no le hacemos ningún favor a nadie. Es sencillamente reconocer y apoyar aquellos talentos que van entrando que han sufrido situaciones complicadas”, enfatiza Daniela quien insiste en que no sólo las empresas, sino la sociedad al completo debe olvidar sus prejuicios y estereotipos para llegar a la inclusión real de estas personas.

"Es necesario ver las capacidades y talentos de las personas, en vez de centrarnos en su discapacidad"

Clece considera que estos trabajadores y trabajadoras favorecen la diversidad en las empresas e insta a otras organizaciones a trabajar en la misma línea. No siempre, pero sí en numerosas ocasiones, la solución está en hacer pequeñas adaptaciones para posibilitar el acceso laboral de estas personas. “Colocar al otro lado el botón de accionamiento de una máquina, puede cambiar la vida de una persona”. Para llegar a este punto, concluye Daniela, es necesario ver las capacidades y talentos de las personas, en vez de centrarnos en su discapacidad.