Rafa Garabal estudió enfermería y ejerció durante un tiempo la profesión a nivel hospitalario. Sin embargo, algo más tarde, emprendió el camino hacia su verdadera pasión, el tatuaje, al que lleva dedicándose más de una década. De ambas formaciones nació un proyecto que ha cambiado la vida de muchas mujeres. 

Este gallego es experto en micropigmentación oncológica, un proceso por el cual logra reconstruir el pezón de las pacientes a las que se ha hecho un implante tras una mastectomía. Es una práctica que logra de forma muy significativa contribuir a cerrar la herida emocional que deja el cáncer de mama. Sin embargo, todavía sigue siendo muy desconocida en muchos territorios, como es el caso de Galicia.

Desde su estudio SickNurse Tattoo, muy próximo a Santiago de Compostela, Garabal ayuda a las afectadas por esta enfermedad a reconocerse de nuevo frente al espejo. "No es solo algo estético, que también, sino que las ayuda a recuperar una parte de sí mismas y de su cuerpo", cuenta a ELPLURAL.COM, subrayando que a nivel psicológico "tiene muchos beneficios". "Recuperar visualmente la areola y el pezón contribuye a que recuperen la autesttima y la autoimagen", destaca. 

Rápido y sencillo 

El proceso es relativamente rápido y sencillo, si lo llevan a cabo unas manos expertas. Eso sí, requiere un elevado grado de higiene y asepsia, que apoya en este caso la experiencia como enfermero de Rafa. "Hay que tener en cuenta también que es una piel cicatricial con la que hay que tener cuidado", afirma. 

Otro factor fundamental para lograr unos resultados óptimos es el realismo.  Al estudio llegan casos de todo tipo. "Hay reconstrucciones en las que no hay nada y hay que fijar el pezón de la forma más simétrica posible, teniendo en cuenta el tamaño de las mamas y la complexión de la mujer; y otros en los que ya hay un pequeño relieve de piel", detalla. En estos últimos es más fácil trabajar, ya que la situación ya está establecida.

La micropigmentación del Complejo Areola-Pezón (CAP) o tatuaje oncológico se ha convertido en un gesto reparador con un enorme poder simbólico.

“No es un simple tatuaje. Es el cierre de una herida emocional", subraya Garabal, señalando que "constituye el último paso del proceso de reconstrucción mamaria".  "Restaura la naturalidad, la simetría y la confianza", enfatiza. "Las pacientes muestran una mejora notable en su autoestima y una disminución de los niveles de ansiedad", aclara. 

Trabajos personalizados 

Cada tatuaje es único. El trabajo es personalizado y está diseñado para devolver el color, la textura y la forma a esta zona íntima. El resultado, natural y tridimensional, hace que la tinta se convierta en parte del proceso de sanación. "En cada trazo hay una historia de superación, una cicatriz que se transforma y un recordatorio de que la recuperación del cáncer de mama también es emocional".

Miles de nuevos casos cada año

El cáncer de mama es el más diagnosticado en mujeres en España. Cada año se detectan más de 35.000 nuevos casos y las cifras van en aumento, como consecuencia del envejecimiento poblacional y de la mayor capacidad de detección. Este último factor, sumado a los avances terapéuticos logrados en los últimos años, ha hecho también que la supervivencia a cinco años a día de hoy esté ya alrededor del 86 % .

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