Con el aumento de las temperaturas, ciudadanos que alimentan sin control ni conciencia animales urbanos y, este último año, la sequía, la ciudad de Barcelona se prepara para hacer frente, un año más, a uno de sus graves problemas: la proliferación de plagas durante los meses de verano. Cada año, ratas, cucarachas y palomas hacen acto de presencia en multitud de hogares, locales y comercios generando molestias entre los vecinos. Sin embargo, este año los datos proporcionados por el gobierno de Jaume Collboni, suponen una mayor dificultad para erradicar el problema: 350 ciudadanos proporcionan de manera diaria entre tres y cinco kilos a las palomas, lo que provoca que las colonias de estos animales sean cada vez mayores y que la ciudad tenga que gestionar 40.000 aves más de las que habría si los ciudadanos no proporcionaran comida a las palomas.

Para tratar este problema, el gobierno municipal trabaja con el Pla Endreça, un proyecto que persigue acabar con el incivismo, la falta de limpieza y la inseguridad, y que ahora comprende también la reeducación de los ciudadanos para evitar que sigan alimentando a estas aves. Carme Mate, directora de servicios de derechos a los animales del Ayuntamiento de Barcelona, señala que, sin estos comportamientos, la población de palomas se reduciría en 40.000 ejemplares. Además, añade que “lo normal es que las palomas hagan una o dos puestas al año, pero es que, en Barcelona, por culpa de la sobrealimentación, están haciendo seis”.

Actuaciones previas

A pesar de la gravedad del problema, no es nada nuevo. En 2017, el Ayuntamiento de la ciudad ya activó un plan consistente en la distribución de más de 40 dispensadores de pienso anticonceptivo, así como la utilización de halcones para evitar la nidificación y ahuyentar a las palomas. No obstante, más allá de las soluciones llevadas a cabo por el Ayuntamiento, cada vez es más difícil de tratar si no se frenan las conductas de los ciudadanos.

Por esto mismo, en noviembre desde el consistorio municipal se puso en marcha un proyecto piloto para localizar a las personas que alimentan las aves. Con esto, se desveló que se concentran en determinados lugares de Ciutat Vella como las plazas Folch i Torres, la de la Gardunya, Bella Dorita y Sant Pau del Camp, y la plaza Catalunya, un lugar céntrico y emblemático de la ciudad, que ya es conocido por la numerosa concentración de palomas. Respecto a la actuación posterior, Mate destaca que “utilizamos el equipo de gestión de conflictos del Ayuntamiento para detectar a los alimentadores y hablamos con ellos para convencerles de que dejaran de hacerlo”.

Más allá de dar con los alimentadores y las zonas donde actúan, el proyecto también sirvió para analizar el perfil de estos. “En el primer diagnóstico que hicimos encontramos 17 superalimentadores y el 70% eran mujeres, aunque también hombres que alimentaban por cuestiones religiosas”.

Aumento de roedores e insectos

Esta presencia de alimentos no solo genera la superpoblación de palomas, sino que también contribuye al aumento de ratas y cucarachas, tanto en la vía pública como también en las casas y pisos.

Jordi Arbues, gerente de la empresa de control de plagas Ibertrac, señala que con el cambio de temperaturas que se vienen sufriendo en los últimos meses, las plagas recurrentes ya no siguen los patrones que seguían hace años. “Los insectos se activan con el calor y este verano será complicado. Hace años, por Sant Jordi comenzaba la temporada de la cucaracha. Ahora, sin lluvias y con estas temperaturas se ha desestacionalizado nuestra actividad”. Además, añade que también está previsto que aumente la presencia de chinches, “complicadísimos de erradicar y la factura es elevada”. Y lo mismo sucede con las ratas. Arbues señala que el problema cada año va a más y “todo se complica porque cada vez prohíben más anticoagulantes con los que mantenemos a raya las plagas de roedores. Y su eliminación se vuelve más difícil”.

Ante este potente reto que afronta la ciudad, la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASBP) aumentó el presupuesto en 2021 en un millón de euros para controlar las plagas. Este año, aumentará hasta los 2,5 millones de euros y tal y como informan desde el Servicio de Vigilancia y Control de Plagas Urbanas de la ASPB, entre mayo y octubre se dispararán los avisos por la presencia de ratas y cucarachas.