La borrasca Gloria azota el litoral Mediterráneo con dureza. Notables nevadas, vientos de más de 100 kilómetros por hora, lluvias en toda la península… Las consecuencias del temporal se están haciendo notar. Pero más allá de sus efectos, una pregunta sobrevuela: ¿Por qué esta tormenta se llama Gloria?

En primer lugar, conviene destacar que los huracanes, tifones y otros fenómenos atmosféricos con gran impacto son bautizados con nombres de personas por para ayudar a una rápida identificación y poner sobre aviso a la población a la mayor celeridad posible.

La Organización Meteorológica Mundial considera que es más fácil recordar el nombre de una persona que el de un número o algún término técnico. Además, facilita la labor a los medios de comunicación para su divulgación.

La OMM utiliza un listado de nombres por orden alfabético y alternando de mujer y hombre para designar el nombre de los huracanes cada año; y los servicios meteorológicos de nuestro en torno utilizan el mismo sistema de nominación para las borrascas.

Así, las borrascas de gran impacto ya tienen nombre antes de su génesis. Los Servicios Meteorológicos Nacionales de Portugal (IPMA), Francia (Météo-France), Bélgica (RMI) y España (AEMET) tienen elaborado una terna. El actual se llama Gloria, y el siguiente, Herve.

El sistema actual es este, pero no siempre ha sido así. Durante muchos siglos, el nombre de los huracanes estaba determinado por el santo del día en que se manifestaban. Luego, se instauró un sistema de nomenclatura arbitrario y alfabético, sin importar el género.

A mediados del siglo XIX se decidió identificar a los huracanes solo con nombres de mujer. Fue el meteorólogo australiano Clement L. Waragge quien comenzó a referirse a los huracanes con nombres bíblicos de mujeres.

En Europa, es la Universidad Libre de Berlín la que bautiza a anticiclones y borrascas desde 1954. Sin embargo, el sistema usado por esta institución no hace distingos y pone nombre a cualquier perturbación seria.

Para evitar esto, desde diciembre de 2018 la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) junto a sus homólogas MétéoFrance y el Instituto Português do Mar e da Atmosfera (IPMA), bautizan a las borrascas profundas (ciclones que transcurren por latitudes medias, entre los 30 y los 60 grados).

Por último, cabe destacar que si algunos fenómenos provocan daños devastadores, son eliminados de la lista y no se podrá reutilizar el nombre al menos en una década. Es el caso del huracán Katrina, que en 2005 provocó la muerte de más de 1.800 personas.