La enfermedad de chikungunya (CHIKV) es una patología vírica que se transmite a partir de la picadura de los mosquitos infectados del género Aedes, entre ellos el Aedes albopictus, conocido como 'mosquito tigre'. Cursa con un cuadro de síntomas similar al del dengue, el zika o la malaria. Más del 75% de las personas presentan fiebre y artralgias y en 4 de cada 10 casos los afectados pueden desarrollar cuadros crónicos. La temperatura corporal suele subir de forma repentina y superar los 39 grados centígrados y el dolor de las articulaciones puede llegar a ser tan intenso que dificulta el caminar o el poder mover las extremidades. Los pacientes también pueden sentir dolor muscular, de cabeza, cansancio extremo y erupciones cutáneas.
La enfermedad, generalmente, no es mortal, pero puede ser muy incapacitante, y mayores, bebés y personas con enfermedades crónicas pueden llegar a sufrir complicaciones.
A día de hoy, no existe tratamiento específico para esta enfermedad, pero sí hay vacuna en nuestro país. Es la primera autorizada en la Unión Europea y está indicada en personas a partir de los 12 años de edad. España es, por su cultura viajera y su posición geográfica, "uno de los países europeos con mayor número de casos importados", explica la Dra. Rosa Mª López Gigosos, coordinadora del grupo de trabajo de 'Vacunas del viajero' de la Asociación Española de Vacunología (AEV). por lo que es importante "incorporar esta vacuna en los protocolos de prevención de viajeros en riesgo”.
“Desde las consultas debemos anticiparnos y reforzar la prevención, dotando de todas las herramientas disponibles a las personas que viajan a lugares de riesgo, como ya hacemos con otras enfermedades como dengue o zika”, apunta, por su parte, el Dr. Ángel Viudes Fuster, jefe de Servicio de Sanidad Exterior del CVI Valencia.
Una amenaza global
Este verano, la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió una alerta sanitaria ante los brotes detectados en regiones del Océano Índico, que se extendieron a Europa y América, temiendo una epidemia del virus como la que se produjo hace veinte años, que afectó a casi medio millón de personas.
La OMS alertaba entonces del creciente número de casos importados en territorio europeo y de la aparición de transmisión local en algunas regiones del continente, como ocurrió en el sur de Francia, con más de una decena de personas afectadas que no habían viajado a zonas endémicas.
La vacuna
La vacuna contra la chikundunya, de la compañía Bavarian Nordic, es de proteína recombinante tipo VLP con adyuvante. Al no contener material genético viral, no puede replicarse ni causar enfermedad. Su autorización en Estados Unidos, la Unión Europea y Reino Unido se basa en dos ensayos clínicos fase 3 realizados en más de 3.500 personas mayores de 12 años.
Los estudios demostraron la inducción de anticuerpos neutralizantes a los 21 días en hasta el 97,8% de los participantes, con una respuesta inmunitaria rápida que dio comienzo a la semana de la vacunación y con efectos adversos leves o moderados como dolor en el lugar del pinchazo, fatiga, cefalea o mialgia.
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