El síndrome de "burnout" o del trabajador quemado hace referencia al desgaste profesional, al agotamiento físico, mental y emocional provocado, principalmente por el estrés crónico, lo que acaba generando falta de motivación y menor rendimiento.
Este problema suele manifestarse en forma de absentismo, bajas médicas o síntomas físicos. Sin embargo ,hay otro fenómeno, conocido como burnout silencioso . que es menos evidente y, por tanto, más difícil de gestionar.
El trabajador mantiene altos niveles de productividad, pero sufre desgaste emocional. Según datos de Hays, compañía especializada en recursos humanos, el 87% de los profesionales españoles reconoce haberse sentido agotado y no haberlo comunicado.
Aunque la persona afectada, cumple objetivos, su conexión con el trabajo va debilitándose. “En el burnout visible el profesional es consciente de su límite, pero en el silencioso, la confusión es mayor. El empleado mantiene un buen desempeño, pero siente que falta algo’”, explica Fernando Calvo, director de People & Culture de Hays para el Sur de Europa.
Los mandos intermedios, un punto crítico
Si bien el burnout silencioso puede afectar a cualquier trabajador, los mandos intermedios constituyen el punto crítico: ya que deben responder a las demandas de la dirección y, a la vez, gestionar sus equipos. En estos casos, si el problema no se detecta a tiempo, la situación puede empeorar. "Si no se interviene con agilidad, el malestar de los mandos intermedios puede enquistarse y derivar en un burnout estructural, con impacto directo en la cultura organizativa, advierte este especialista.
La situación es distinta si afecta a perfiles junior o senior. En el primer caso, estos suelen cambiar de trabajo si se sienten desmotivados, mientras que en el segundo, reconocen el carácter cíclico del estrés laboral y suele ser capaces de gestionarlo. "La tolerancia al desgaste de los junior es menor, y suelen interpretar el malestar como señal de que deben cambiar de entorno, mientras que la experiencia de los senior les permite distinguir entre una crisis puntual y una situación estructural, lo que les lleva a adoptar estrategias de resiliencia antes de tomar decisiones drásticas", expone Calvo.
Del mismo modo, aunque el burnout silencioso puede darse en cualquier sector, aquellos donde la presión es mayor y los objetivos son agresivos, acumulan más problemas de este tipo. Es el caso de las consultorías, los despachos de abogados y las áreas comerciales, donde la acumulación de trabajo y las expectativas constantes de resultados elevan la probabilidad de agotamiento.
Detectar e intervenir a tiempo
Para detectar este tipo de problemas es importante, a juicio de este experto, la figura del manager, "Si se sorprende cuando un colaborador pide la baja o anuncia que se va, es que no estaba haciendo bien su trabajo”, enfatiza Calvo. “Como Manager, es importante generar confianza con tus empleados para que puedan tratar contigo abiertamente este tipos de temas", indica, al tiempo que subraya que es fundamental que dispongan de "recursos si un subordinado expresa malestar". Recursos Humanos juega en esos casos "un rol indispensable", apunta.
Sin embargo, según el 85% de los trabajadores de nuestro país, su empresa no está preparada para detectar y gestionar este problema invisible.
Para prevenir y abordar el burnout silenciosos, los especialistas recomiendan realizar encuestas sobre el clima laboral, hacer reuniones de feedback de forma frecuente, ofrecer formación en inteligencia emocional y fomentar una cultura que valore la conciliación y el bienestar.
Ignorar este problema silencioso no solo perpetúa el malestar individual, sino que compromete directamente la fidelización del talento. "Cuando un profesional clave. con alto rendimiento y conocimiento acumulado, decide marcharse por agotamiento emocional, la pérdida va más allá del reemplazo: se diluye la experiencia, se ralentizan los procesos y se resiente la cultura interna", alerta Calvo, que señala también que la rotación no planificada genera costes ocultos en productividad, clima laboral y reputación como empleador.
“Un profesional que se marcha por burnout silencioso es un fracaso prevenible", recalca, incidiendo en que "políticas de bienestar, como sabáticos o programas de desconexión, no son un lujo, sino una inversión en sostenibilidad”. "Apostar por el cuidado emocional desde la estrategia es clave para construir organizaciones resilientes, capaces de retener talento y adaptarse a los ciclos de presión sin perder su esencia", asegura. “No se trata de eliminar el burnout por completo, ya que es un proceso que puede ser cíclico, sino de entenderlo, abordarlo a tiempo y dar a las personas los recursos para recuperarse”, zanja.