Resulta complicado olvidar el tobogán de 38 metros que se construyó en Estepona (Málaga) para conectar dos zonas del municipio y que las autoridades retiraron debido a las lesiones y quemaduras que este había provocado a la gente que se había tirado por él.

La oposición ha puesto el grito en alto después de que el gobierno de Estepona haya confirmado la instalación de un nuevo tobogán en otra zona muy empinada de la ciudad. Denuncian que este está situado en la calle con dos alturas y muy próximo a unas escaleras.

Desde el consistorio aseguran que el nuevo tobogán no tiene nada que ver con el que fuera retirado el pasado mes de agosto ya que, en está ocasión, “está pensado para el entretenimiento de los más pequeños”.

La polémica está servida después de que la portavoz de Más País en la localidad, Rosario Luque, haya calificado esta actuación como “Matarse en Estepona. Parte II” y denunciara que el tobogán iba a suponer un problema para el municipio, como ya ocurriera en mayo de 2019, sobre todo para las personas más mayores, con silla de ruedas o con carrito de bebé.

El Ayuntamiento se ha defendido señalando que la operación entra dentro del abastecimiento de una nueva zona infantil acorde al proyecto de remodelación del centro urbano de la ciudad, que ha supuesto un coste de 39.000 euros y del que forman parte la instalación de bancos y papeleras, el suministro público de agua, una mayor iluminación y una fuente situada en el centro de la plaza.