La neuróloga e investigadora que estuvo en el Hospital La Fe (Valencia) y ha denunciado a la Conselleria de Sanitat de la Generalitat Valenciana por un caso de acoso laboral por parte del que era su superior, el coordinador de la unidad de esclerosis múltiple, B.C., ha perdido su puesto de trabajo. Aunque el gerente ha reconocido que está en su mano incluirla en la Unidad de Referencia CSUR por cumplir los requisitos, no ha movido un dedo para ello, y el contrato que tenía no ha sido renovado. Con esta no renovación, más de 150 pacientes con esclerosis múltiple han quedado sin el seguimiento especializado que recibían, así como el ensayo clínico activo sobre el tratamiento para esta enfermedad ha sido interrumpido.

Y así, señalando la “extraordinaria persona en lo personal, profesional y científico”, la “amabilidad, cariño y atención” y la “vocación y pasión por su trabajo”, compañeros y pacientes reclaman su vuelta al Hospital La Fe de Valencia frente a la situación de absoluta indefensión en la que se encuentra. En declaraciones a ElPlural.com, numerosos pacientes con esclerosis múltiple atendidos por la doctora y varios compañeros de investigación, manteniendo el anonimato para preservar su seguridad, han querido mostrar cómo han visto la situación de acoso desde fuera, así como también han querido remarcar la enorme profesionalidad de la neuróloga y las ‘zancadillas’ que constantemente le ha puesto su superior, B.C. “Lo más triste es que España, nuestra comunidad y el hospital van a perder a una investigadora de lo más válida, porque mientras aquí se ha tratado de torpedear su trabajo, el extranjero la va a potenciar, porque sus capacidades son extraordinarias”, resume una de sus compañeras, que lleva trabajando con la víctima desde que ésta entró el centro hospitalario como residente.

“Yo he presenciado cómo el jefe ha puesto la zancadilla a personas de su grupo, simplemente porque su ego es muy alto. Tiene un ego desproporcionado y sin tapujos para hacer lo que tenga que hacer para conseguir lo que busca”, relata esta compañera, ensalzando “la capacidad de trabajo, de buscar, de innovar, de ser capaz de conseguir las metas más difíciles” de la víctima.

De la misma forma, explica que el coordinador “empezó a querer ponerle la zancadilla para evitar que sobresaliera por encima de él”: “Ante ello, ella cuando lo notó solicitó ayuda porque encontraba que esto era injusto y contraproducente para el avance de las investigaciones y el propio trato con los propios pacientes”.

Por su parte, uno de los pacientes con esclerosis múltiple que era atendido por la neuróloga indica que no ha conocido “a nadie con tanta vocación y pasión por su trabajo, atenta, cercana, amable, incluso graciosa”. “Se preocupaba por absolutamente todo, me llegó a explicar una intervención que me tenían que hacer que ni siquiera era de su especialidad y después de ésta se preocupó en saber cómo estaba”, añade.

Solo tengo palabras de agradecimiento a su trabajo y trato hacía mí

Además, comenta que incluso la doctora les mantenía “comunicación vía correo electrónico para cualquier duda o consulta” sobre su estado de salud cualquier día del año. “Dime tú qué médico hace eso”, remarca, lamentando que tras su salida no se siente más que un número más, un nombre en la lista más.

Otra de ellas quiere reseñar que el trato que ha tenido con la doctora “siempre ha sido maravilloso, con muchísima empatía y aportando mucha calma cuando había algún cambio en la enfermedad”. “Ella siempre te lo explica todo perfecto, con sus pros y sus contras, o te da opción de qué tratamiento te puede ir mejor y lo hablas. Cosa que ahora no te explican y casi sin información te cambian de tratamiento”, explica sobre el contraste entre la atención con la afectada y en la actualidad, sin ella.

Pero no solo estos dos testimonios de pacientes son los únicos que afirman sentirse ahora como un “simple número”. “Solo tengo palabras de agradecimiento a su trabajo y trato hacía mí y todos tus pacientes, no me acuerdo del nombre del médico que me atendió la última vez, pero la verdad que me sentí como un simple número, un nombre más en una lista”, detalla otra de las pacientes que se ha puesto en contacto con este periódico.

Críticas al “gran jefe”

Los pacientes no solo han pedido la vuelta de la neuróloga por su gran trabajo y compromiso, sino también por el contraste al ser atendidos por el “gran jefe”, el acosador de la neuróloga que se ha quedado sin contrato, B.C. Así como una de las compañeras consultadas por ElPlural.com afirma haber sido testigo, igual que la víctima, de irregularidades en la contratación en el servicio de neurología: “Quería meter a gente que estaba por debajo en la bolsa de trabajo”.

En este sentido, esta profesional insiste en que en el servicio se maniobraba al antojo para contratar a ciertas personas, sin importar los puntos con los que contasen en la bolsa de trabajo: “Pedía que nos quitáramos de la bolsa para meter a gente que estaba por debajo, lo que bien se conoce como contratos a dedo”. “Y esto lo he vivido a nivel personal unas siete u ocho veces”, detalla.

Ya desde el punto de vista de la asistencia y atención médica, los pacientes dan su punto de vista. Una de las pacientes relata en conversación con este periódico que, pese a ver que el profesional que le atendía era “el gran conocido, el que daba charlas, el que salía en las fotos de prensa” -el coordinador denunciado por la víctima- y que por ello debería estar contenta, comprobó que sus visitas “eran breves, solamente hablaba de medicamentos y tenía cero empatía o cero interés por su vida” con la enfermedad de esclerosis múltiple. “Los pacientes no solo necesitamos una medicación, una sonrisa falsa y un ‘nos vemos en seis meses’”, insiste.

Todo cambió para esta paciente cuando llegó a la consulta y estaba la neuróloga víctima de B.C.: “Era una doctora amable, que me miraba a los ojos con cariño, me escuchaba con atención, se interesaba por cómo era mi vida más allá de tener la enfermedad (…) Cambió mi vida, de ir mal y asustada a la consulta empecé a estar feliz cada vez que me tocaba porque iba a poder compartir con ella todo y preguntarle cualquier duda, y siempre me respondía y ayudaba todo lo posible”.

Esta misma paciente, además, sin conocer realmente las causas internas que ha terminado denunciando la neuróloga, señala que notaba que al jefe “le molestaba que ella hiciera tantas cosas por sus pacientes y empezó a hacerle la vida imposible”: “Todavía recuerdo el día que entré en su consulta feliz por verla y ella estaba llorando. Se lo estaban haciendo pasar muy mal y ella sufría mucho pero aguantaba por nosotros, me decía que no nos quería abandonar, que éramos su motor”.

Ella era feliz con su trabajo, investigando, cuidándonos, ayudándonos en todo. No se merecía esto

“Me sentí como un simple número más, otro nombre más en una lista sin ningún tipo de humanidad”, relata otro paciente tras ir a consulta y encontrarse que ya no estaba su neuróloga, recordando que “ni se le exploró, ni le pidieron nueva analítica pese a estar con un tratamiento nuevo”.

Y es que las tensiones y, al final, el acoso que sufría la víctima, también quedaba a ojos de sus pacientes. “Había días en la consulta que la veías que no estaba bien, pero ella siempre nos atendía con su sonrisa. Respecto al ambiente con los otros neurólogos se notaba como que le hacían un vacío y no la incluían como a los demás”, indica.

Y por todo ello, los afectados y compañeros exigen su vuelta. Consideran su situación una injusticia, un abuso de poder y un menosprecio a sus cualidades profesionales. “Es una injusticia terrible lo que le están haciendo pasar. Cuando voy a La Fe a consulta voy desanimada, sé que van a ser consultas de tres preguntas básicas y adiós. Ya no nos hacen un buen seguimiento como hacía ella”, lamenta la misma paciente que ha criticado la forma de atender del “gran jefe”.

Si hay algo en lo que todos coinciden es en su lucha para que la neuróloga vuelva, se le dé el puesto que se merece y tanto se ganó por su profesionalidad y su empatía: “Ella es feliz con su trabajo, investigando, cuidándonos, ayudándonos en todo. No se merecía todo lo que le estaban haciendo y vamos a hacer todo lo que esté en nuestras manos para que pueda volver”.

La complicidad del conseller y gerente al no investigar el acoso

En la denuncia, no solo ante la justicia, que tiene previsto el juicio para 2026, sino también ante la Inspección de Servicios Sanitarios, la víctima ha señalado la complicidad del conseller de Sanitat, Marciano Gómez, y del gerente ante la inacción y connivencia de la dirección del hospital, la gerencia actual y las instituciones superiores responsables y conocedoras de los hechos denunciados.

En concreto, la denunciante ha expuesto que ante sus peticiones de ayuda, los órganos competentes han mantenido una postura de absoluta pasividad, sin adoptar ninguna medida real, eficaz y necesaria. “Han sido informados, pero no han querido investigarlo y entonces son cómplices de esto”, ha señalado en declaraciones a este periódico en relación al conseller y el gerente.

Ahora se encuentra en una situación de absoluta indefensión y con un contrato que no ha sido renovado. Con la no renovación de su contrato no solo se ha visto afectada ella personalmente, sino también el ámbito asistencial y científico. Más de 150 pacientes con esclerosos múltiple se han quedado sin seguimiento especializado que recibían, el ensayo clínico activo sobre un tratamiento para esta enfermedad ha sido interrumpido; y los fondos públicos destinos a proyectos de investigación se perderán. Todo ello sumando el malestar, el miedo y la impotencia que está afectando a la neuróloga e investigadora.

La neuróloga, vinculada al Hospital La Fe de Valencia desde 2006 y que el pasado mes de enero vio su fin ante la decisión de su abusador, ha explicado que el abuso de poder ejercido por su abusador y superior incluía el lenguaje despectivo y las amenazas verbales, el impedimento a solicitar financiación para proyectos propios, la exclusión arbitraria de proyectos de investigación del grupo y de manuscritos científicos de autoría propia, la retirada de responsabilidades, el bloqueo de acceso a datos necesarios para su investigación y de forma gradual, el aislamiento progresivo en la unidad.

Además, ha informado de que esta hostilidad se intensificó tras la presentación de la denuncia formal por los medios oficiales que el hospital dispone, en julio de 2022, cuando el Comité de Gestión de Conflictos y el Jefe de Servicio reconocieron que estas acciones suponían un riesgo para su carrera profesional. En este comité, B.C. trató de desacreditar a la profesional sugiriendo que “la Unidad de Referencia” corría peligro si ella seguía en ella.

Del mismo modo, ha señalado que ha sido testigo de irregularidades en la adjudicación de contratos por bolsa y de casos de posible mala praxis del coordinador, razón por la que pide que se investigue todo ello.

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