“Mi hija ha visto más jirafas en el zoológico que a otros niños”. La frase pertenece a la madre de una niña cuando describió para The New York Times cómo había sido el primer año de vida de su bebé. La pandemia ha reducido considerablemente las relaciones sociales y los más pequeños han dejado de ir a cumpleaños e incluso al parque y se relacionan casi exclusivamente con su entorno más próximo. En estas edades no es necesario que los niños estén escolarizados, pero en las circunstancias actuales la escuela de educación infantil les da una oportunidad única para poder interactuar con otros niños de su edad.

Los seres humanos aprendemos reaccionando a los diferentes estímulos que nos rodean. Para los expertos es primordial la estimulación temprana con el objetivo de potenciar el desarrollo físico, psicológico y social de los niños.

La escolarización temprana proporciona “un entorno estable que les ofrece la posibilidad de desarrollar distintas habilidades y aprender diversos valores para la vida a través de rutinas muy claras, unos horarios y actividades con los que los niños van creando esquemas internos sobre el mundo que les rodea”, describe Elena Fernández, directora de la Escuela Infantil Los Olivos en Alcalá de Guadaíra (Sevilla), un centro municipal gestionado por Koala Escuelas Infantiles, la filial de CLECE especializada en servicios educativos.

El modelo educativo de Koala Escuelas Infantiles busca desarrollar la personalidad de sus alumnos de forma integral, “garantizando el cuidado y atención de sus necesidades básicas y la potenciación de todas sus capacidades intelectuales, afectivas y físicas”. Su prioridad, además de ayudar a las familias a conciliar la vida personal, familiar y laboral, es “lograr el completo desarrollo y la felicidad de los más pequeños”.

Estos centros han recibido varios premios a la excelencia educativa, además de certificaciones que garantizan el cumplimiento de la normativa y el tan necesario certificado de AENOR que avala su protocolo anti-COVID. En algunos casos cuentan también con el sello Allergy Protection, que va más allá de la exigencia legal. Se trata de un aval que garantiza que es un espacio seguro de alérgenos.

El sello Allergy Protection facilita la integración total de alumnos con alergias o intolerancias alimentarias

Detrás de este certificado está la Asociación ATX y Laztan, especialistas en Seguridad Alimentaria, Alergia y Celiaquía, que imponen una serie de exigentes protocolos para concederlo. La escuela de Los Olivos es uno de los centros de Koala Escuelas Infantiles que ha superado ese proceso. “Pasamos anualmente una rigurosa auditoría de una empresa externa que certifica este sello y nos marca unos procedimientos para que los niños con alergias o intolerancias puedan comer igual que el resto de los alumnos y estén integrados en el comedor escolar o el aula, sin tener que hacerlo en un espacio diferente; nos garantiza un control exhaustivo de la materia prima que se recibe, de que no haya contaminaciones cruzadas en la elaboración de los alimentos y de los menús”, nos explica su directora.  El objetivo no es otro que facilitar la integración de estos alumnos.

Celes, madre de un bebé de 10 meses con una intolerancia alimentaria, conoce de primera mano la tranquilidad que da un aval como el de Allergy Protection. “Lo tienen todo muy controlado, nos mandan el menú adaptado a casa, en el respaldo de su trona está indicado con el simbolito de una vaca tachada con una cruz, para tenerlo siempre muy presente que mi hijo es intolerante a la leche y cuando surge algo especial, como en Semana Santa, que hicieron dulces típicos de estas fechas, los de él fueron sin leche de tal modo que también pudo participar como los demás”, asegura.

Un proyecto a la medida de cada centro

Aunque hay un proyecto común en todos los centros, cada escuela incorpora una serie de variables en función de sus características y el número de alumnos. En cualquier caso, en todas encontramos apoyo para los niños con necesidades educativas especiales, se promueve la participación continua de las familias y se desarrolla un modelo de educación integral.

“Se trata de un proyecto que apuesta por la elaboración de una propuesta educativa adaptada a cada momento evolutivo del niño, su realidad y su contexto. Atendemos la diversidad y ajustamos la acción educativa a las características psicoevolutivas de nuestros alumnos, teniendo en cuenta el marco en el que se desarrolla, sus experiencias familiares, sociales y culturales”, nos explica Elena Fernández.

En estos días en la mayoría de las Comunidades se ha abierto el proceso para la solicitud de una plaza en las escuelas infantiles públicas. Con los abuelos fuera de juego por la pandemia del coronavirus, representan para la inmensa mayoría de las familias la única opción de conciliación. Atrás han quedado los miedos iniciales de muchos padres que han visto cómo, siete meses después del inicio del curso, la situación ha estado controlada en todo momento.

Koala Escuelas Infantiles ha superado el ecuador del curso sin contagios por COVID

“Al principio había mucha incertidumbre, porque no sabíamos cómo iba a resultar todo, pero al final, dentro de lo que cabe, está siendo un curso lo más parecido que se puede a la normalidad”, nos explica Miriam Pereda, maestra responsable en la Escuela Infantil Municipal Aranda de Duero (Burgos). No sólo han superado esa situación, sino que han pasado de 25 niños a 33, prácticamente el aforo completo, ante la tranquilidad de tener la situación controlada.

Una situación similar vivió Elena Fernández, en la escuela que dirige en Alcalá de Guadaíra (Sevilla), donde están escolarizados 74 niños. “Estuvimos durante los meses de mayo, junio y julio preparando el curso y todos los protocolos de seguridad para afrontar la situación. Son bastantes medidas, pero no ha habido ni un solo contagio en este tiempo en el centro. Tenemos la sensación del trabajo bien hecho”, explica orgullosa a ElPlural.

En ninguno de los centros con los que hemos hablado ha habido contagios, ni entre los niños ni entre el personal. “Sin el compromiso y la responsabilidad de las familias, esto no hubiera sido posible”, asegura Laura Calleja, directora de la Escuela de Educación Infantil Isabel Zendal (Madrid), donde van los hijos de los trabajadores del Instituto de Salud Carlos III y el hospital La Paz. “Todas las familias, en cuanto han detectado el mínimo atisbo de fiebre en los niños, aunque sea sólo unas décimas, o un resfriado común, han optado por dejarles en casa”, añade.

“El comportamiento de los niños está siendo ejemplar y nos están dando a todos una gran lección. Llegan al centro arrastrando ya los pies, como esquiando, para desinfectarse en la alfombra de la entrada y nos ponen las manitas para lavárselas”, describe con ternura Miriam Pereda.

"En esta etapa educativa es imprescindible el contacto y los abrazos"

Las tres coinciden en que en esta etapa del desarrollo de los niños es muy importante la sociabilidad y, en la apertura del curso, sí vieron carencias en algunos niños en este sentido, después de haber pasado meses sin apenas contacto social, salvo con sus progenitores. “En esta etapa educativa es imprescindible el contacto y los abrazos. Suponen un gran beneficio en la sociabilidad de los niños”, comenta Laura Calleja.

Los padres se enfrentan ahora al dilema de si están dispuestos a asumir el riesgo -que con la experiencia de estos primeros meses del curso se ha visto que es mínimo-, o dejarles en casa.

Carmen, trabajadora del Instituto Carlos III de Madrid, tiene muy claros los beneficios en el desarrollo de su hija pequeña que ha tenido su escolarización en la Escuela Infantil Isabel Zendal donde empezó con cinco meses. Ahora tiene tres años y considera que su evolución ha sido muy positiva: “Es increíble la claridad con que te cuenta todo lo que hace allí, todo lo que ha aprendido por el camino, y lo autónoma que es. En eso noto diferencias con sus hermanos mayores a su edad. Está claro que el ambiente de los primeros años es determinante”.

“Las educadoras hacen una labor excelente ayudando a cada niño a conocerse, adquirir poco a poco su autonomía, y aprender en cada curso lo suyo”

Del centro, destaca la profesionalidad de los educadores y su cercanía a los niños. “Educan con amor, respeto, compañerismo, alegría, comprensión, naturalidad, sencillez, pero también con vida muy práctica y con innovación. Las educadoras hacen una labor excelente ayudando a cada niño a conocerse, adquirir poco a poco su autonomía, y aprender en cada curso lo suyo. Son una red segura para los niños desde el primer día, el apego con ellas es total, y eso se refleja en la confianza que les generan a los peques”, nos cuenta.

Preguntada si la emergencia sanitaria le generaba inseguridad a la hora de dejar a su hija en el centro, contesta rotunda. “Me generan total seguridad. Desde el primer momento adaptaron la escuela a la nueva situación provocada por la pandemia. Tuvimos una charla explicativa con información muy detallada de todos los cambios y los protocolos que seguirían ellas en el centro y nosotros como padres, y así se ha reflejado en la práctica”.

"Para nosotros es importante que nuestro hijo se relacione con otros niños de su edad"

De la misma opinión es Celes. “Hay miedo al contagio, pero no con respecto a la escuela”, nos cuenta subrayando que para ellos la escuela es un espacio seguro. “Para nosotros es importante que nuestro hijo se relacione con otros niños de su edad y no está ahora mismo la cosa como para llevarle al parque”, concluye.

Una de las cosas que más valoran las familias es la comunicación continua que mantienen con el centro. Los padres disponen de una aplicación digital para recibir todo tipo de información e interactuar con la escuela y, además, pueden ver a sus hijos en directo.

El contacto con los padres forma parte del plan educativo de Koala Escuelas Infantiles. De esta manera, hacen partícipes a las familias en el día a día de las escuelas, con el objetivo de conseguir un adecuado desarrollo global de los niños y niñas.