Lo primero que hacen muchas personas nada más levantarse por las mañanas es tomarse un café: solo, cortado, con leche… Y la opción más fácil y rápida son las cápsulas de máquina de café. Las cápsulas monodosis llevan en nuestro país desde el año 2000, y se han convertido en protagonistas de miles de hogares. En 2017, el Instituto Nacional de Estadística (INE) incorporó las cápsulas como uno de los productos más importantes de la cesta de la compra de los españoles.

Pero algo que los consumidores no suelen conocer, es que muchas de las cápsulas contienen azúcar, riesgos medioambientales, y una proporción inexacta de cafeína. Por ejemplo, los cafés monodosis que comercializa Nescafé, en especial los llamados Dolce Gusto, ya contienen azúcar en su composición, y desde la web SinAzúcar.org estiman que en una sola cápsula puede haber hasta una cantidad de dos terrones de azúcar.

El periódico El Español se puso en contacto con el dietista y tecnólogo alimentario José María Puya Braza, que dijo que “en algunos casos el azúcar contenido proviene de la lactosa de la leche en polvo que le añaden”. Por otro lado, en cápsulas como de cacao soluble “sí que es jarabe de glucosa o sacarosa añadida de forma significativa, además de otros ingredientes para mejorar las características sensoriales y tecnológicas del producto: aceites, emulgentes o estabilizantes. Que no tienen por qué ser perjudiciales”.

Además, deja claro que “la mayoría de cápsulas del mercado solo poseen café puro molido”. En otros casos, el producto está mezclado con leche u otras cápsulas que no son específicamente café. “Suelen ser las cápsulas más grandes hechas con plástico”, explica Puya Braza.

También expresa que “dependiendo de la persona, el contexto, su vida cotidiana y sus posibles patologías, habría que ir eliminando el azúcar de nuestra dieta. Más si se es sedentario o inactivo físicamente”. Pero también aclara que el contenido de azúcar de algunas cápsulas “no es tanto”.

“Mientras se refleje en el etiquetado la adición del azúcar”, señala el dietista, no se puede a acusar a “las empresas” de que “lo escondan a conciencia”, pero si es cierto que la mayoría de los consumidores no leen la lista de ingredientes de los productos.

En cuanto a esto, señala que “hay que cambiar el Reglamento Actual de etiquetado (1169/2011) para informar mejor al consumidor y que se refleje claramente la cantidad de azúcar añadido en los productos”. La ley dicta que se tiene que mostrar la cantidad de azúcar total, incluyendo los de origen natural, y esto “puede confundir al consumidor”. El especialista alimentario puso el ejemplo de las personas que preguntan si la leche tiene azúcar, ya que “en los valores nutricionales aparece la lactosa como azúcar total, estando, obviamente, presente naturalmente en el alimento”.

Cantidades inexactas de cafeína

En el blog del dietista, Alimentología Cruda, explica detalladamente en un estudio la cantidad de cafeína de algunas de las cápsulas de Nespresso, y difieren en cuanto a las cantidades que marca la empresa.

Tabla de las cápsulas Nespresso

Así, Puya Braza descubrió que hay mayor contenido en cafeína cuanto mayor sea el tamaño de la cápsula, que pueden ser S, M o L. Por esto, señala que “no es útil pronosticar el contenido de cafeína con el grado de intensidad que marca Nespresso”. Además, según él, estas conclusiones se pueden aplicar para la mayoría de los productos de café soluble y de suplementos nutricionales que contienen cafeína.

Riesgos mediambientales de las cápsulas monodosis de café

Sobre el aluminio de las cápsulas ha habido mucha controversia”, continúa el nutricionista diciéndole al medio citado. “Es un hecho que el aluminio no es inocuo y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) atribuye a su consumo excesivo problemas neurotóxicos. Pero no con el cáncer en las dosis en las que estamos expuestos", explica.

"Las cápsulas, materiales y objetos plásticos destinados a entrar en contacto con alimentos, están regulados por reglamentos europeos y controlados para garantizar que no se excedan las ingestas tolerables", sigue diciendo.

También señala que hay “un problema serio” con el coste medioambiental, porque es difícil reciclar las cápsulas. Desde el punto de vista medioambiental, el dietista recomienda no utilizarlas “o al menos, comprar cápsulas reciclables, en las que puedes recargar el café y volverlas a usar”.