En la carrera de fondo que emprenden muchas parejas para tener un hijo, si no lo logran de forma natural, entran en juego distintos factores. En muchas ocasiones, todas las miradas se ponen en la mujer y en los fenómenos que pueden afectarle: endometriosis, factores genéticos, …

Sin embargo, el lado masculino es, en muchos casos, el responsable de que no se logre el tan esperado embarazo. La causa, puede estar, incluso, en semen, aparentemente normal.

El problema puede residir en la fragmentación del ADN espermático. Si la rotura es de  cadena sencilla, se producen fallos en el embarazo, y si es de cadena doble, abortos y fallos en la implantación.

“Siempre se valora más el lado femenino, pero a veces, incluso con óvulos de donante y semen que, según las pruebas practicadas se había valorado como normal, nos encontrábamos con que no teníamos embrión para transferir”, explica la doctora Yolanda Cabello, directora del Laboratorio de la Unidad de Reproducción Humana Asistida del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo de Madrid-grupo Quirónsalud.

Los antioxidantes, un aliado

Para mejorar esa fragmentación, lo único que de momento se ha visto que puede ser efectivo es la “cúrcuma con pimienta, un potente antioxidante que les recomendamos junto con los complejos vitamínicos, también antioxidantes, que ya pautábamos”, afirma esta especialista.

Del mismo modo, “eliminamos completamente la cafeína, el chocolate y la teína”, apunta, y con todo ello, el porcentaje de fragmentación se puede reducir”.

Los chips de fertiidad

Sin embargo, una vez que se ha detectado el problema, para solventarlo, se recomienda a las parejas, aplicar el chip de fertilidad. La técnica, denominada, Fertile, se basa en “una cámara microfluídica de un solo uso en la se pone una pequeña cantidad de semen”, aclara la doctora Cabello. El sistema cuenta con unos “carriles por los que tienen que pasar los espermatozoides, que se incuban muy poco tiempo”, matiza. De este modo, por el orificio de salida, salen los espermatozoides sanos, “los que están mejor de morfología, tienen menor fragmentación y menos especies reactivas de oxígeno” puntualiza.  

El semen que se deposita en estos chips, además, no requiere ningún tratamiento previo.  “Cuando lo tratamos en el laboratorio, si ya está dañado, con la centrifugación se daña un poco más. Aquí la muestra se introduce sin tratar”, destaca la directora del laboratorio de la URHA del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo.

La técnica es válida, incluso, en casos de fragmentación muy elevada. “El paciente con mayor porcentaje de fragmentación que hemos tenido contaba con un 96%”, cuenta la doctora Cabello. “En estos casos, no pasa ningún espermatozoide, de manera que lo que hacemos es incubarlo un poco más”, destaca. De este modo “se consigue reducir al menos el 50% de la fragmentación y logramos espermatozoides sanos para microinyectar. La paciente, por fin, consiguió un blastocisto para transferir cuando nunca habían llegado hasta ese estadio tan avanzado de desarrollo en ciclos anteriores”.

A diferencia de los daños de cadena sencilla, los daños de doble cadena no son subsanables por el ovocito, por lo que ni siquiera un óvulo de donante lograría conseguir el embarazo.

“Estamos hablando, además, de pacientes con edades elevadas, en las que las dificultades aumentan”, apunta esta especialista.  

Resultados satisfactorios

Desde que el Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo comenzó a realizar la prueba de doble cadena, “a todos los pacientes les está saliendo alterada”, explica la directora del laboratorio de la URHA, que, sin embargo, puntualiza que “no se indica siempre, sino a aquellas parejas que han tenido fallos de implantación previos, abortos, o mujeres con baja reserva que no han llegado a transferencia cuyas parejas tienen sémenes normales”.

En este sentido la doctora Cabello aclara que “dejamos el embrión en día 5 porque el semen da la cara entre el tercer y el quinto día. A día 3 llega todo, pero a día 5 no y el esperma juega un papel muy importante en ese periodo.  Incluso en abortos tempranos, el semen podría ser el causante”, advierte.

Al margen de esto, en el caso de que el problema no se pudiese solventar de este modo, cabría un último recurso, apunta esta especialista, “utilizar semen de donante”, una posibilidad, sin embargo, que, a diferencia de lo que pasa con la donación de óvulo, no suele ser muy bien recibida por las parejas.

A día de hoy, las esterilidades de origen desconocido ya prácticamente no existen. “Ya siempre encuentras algo”, indica la doctora Cabello, quien, no obstante, señala: “Lo bueno es que empezamos a tener soluciones para todo”.