Miguel Álvarez Calvín, un camionero de 32 años, fue atacado por una avispa asiática el pasado 28 de mayo en una finca de San Tirso de Abres, en Asturias. Este hecho no hubiera acabado en infortunio, si no fuera porque el hombre era alérgico a la picadura de este insecto. Aunque ya le habían picado en anteriores ocasiones, con esta especie de avispa no le valió con inyectarse la adrenalina. Entró en coma y falleció poco después.

Todo pasó mientras Miguel estaba en la finca asturiana, que se encontraba a unos 50 metros de la casa en la que vivía junto a sus padres, su mujer y su hija. El camionero estaba trabajando el terreno, sin utilizar guantes. La avispa, que estaba escondida en una rueda del camión, le clavó el aguijón en uno de los dedos de la mano.

Sus padres, que se encontraban en la casa, le encontraron a punto de desmayarse y le trasladaron al centro de salud del pueblo, desde donde le mandaron al Hospital Central de Asturias. Por el camino, entró en parada cardiorrespiratoria, y llegó con vida, pero en estado de coma por la falta de oxígeno en el cerebro. Tiempo después, Miguel fallecía en el hospital.

El diario El Mundo se puso en contacto con la directora del servicio de Alergología del Hospital de Guadalajara, Arantza Vega, y declaró que, aunque no conocía de todo el caso, fue una tragedia: “La adrenalina sirve para salir del paso, pero nada más, no es un tratamiento que proteja del veneno del insecto. Cierto es que no existe una vacuna específica para la velutina, pero se puede elaborar una vacuna con el veneno de otra avispa similar. Al menos se llega a un 80% de inmunidad. Es un seguro de vida no al cien por cien, pero muy eficaz, además de utilizar adrenalina en autoinyectables”, explicaba la doctora.

Por otro lado, el doctor Joaquín Sastre, jefe de Alergología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid habló para Crónica, y dijo que la adrenalina especial es “muy difícil” de localizar. Además, añadió que “hay un desabastecimiento total en España. Lo venimos denunciando al Ministerio de Sanidad, que sigue sin resolver este asunto tan delicado y de extrema necesidad”.

También el alergólogo Javier Sola, del Hospital madrileño Ramón y Cajal, quiso hablar sobre este caso: “Normalmente es difícil administrarse más dosis de la debida, porque son jeringas precargadas de uso único, pero si esto ocurriera no deberían existir otros efectos secundarios más que temblor o palpitaciones durante unos pocos minutos, que se resuelven espontáneamente".

Avispa asiática

Esta avispa entró en nuestro país por primera vez en el verano de 2010 en Navarra, llegando desde Francia y expandiéndose por el norte de España y Portugal. Desde aquí se ha intentado extinguir esta peculiar avispa, con trampas para destruir los nidos. Sin embargo, y teniendo en cuenta que cada nido alberga entre 20.000 y 50.000 ejemplares, su irrupción es imparable.

El biólogo Suso Asorey, presidente la Asociación Gallega de Apicultores alerta al medio citado que esta avispa está “acercándose cada vez más al centro del país”. Esta asociación es una de las más afectadas por la invasión de estas avispas, que destruyen las colmenas de las avispas autóctonas y que la expansión alcanza una velocidad de 50 kilómetros al año.