Cuando la Sanidad es eficaz y la operación llega a tiempo, el paciente no solo gana en salud, sino también en calidad de vida y en pronta recuperación. Sin embargo, la realidad dista mucho de ese escenario ideal, y muchas personas siguen enfrentándose a largas demoras para ser intervenidas. Según los últimos datos publicados por el Sistema de Listas de espera (SISLE), el tiempo medio que un paciente aguarda para una operación en España es de 126 días y casi un 23% ve retrasada su intervención más de seis meses.
Las especialidades quirúrgicas de Cirugía Plástica Reparadora, Neurocirugía y Angiología-Cirugía Vascular encabezan el ranking de mayor demora para operaciones a nivel nacional. Someterse a una Cirugía Plástica reparadora en España implica esperar, de media, 258 días. Si se trata de una intervención de Neurocirugía, la espera asciende a 191 días; y si es de Angiología-Cirugía Vascular, ronda los 160 días. Estas diferencias, no solo afectan al tiempo de espera para las especialidades más colapsadas, sino también a otras cirugías clave como Traumatología, Oftalmología o Cirugía General y del Aparato Digestivo, que acumulan también listas de espera significativas.
La eficacia del modelo hospitalario madrileño
Dentro del conjunto del Sistema Nacional de Salud, la Comunidad de Madrid, destaca por registrar los menores tiempos de espera para intervenciones quirúrgicas. En las especialidades más colapsadas, consigue reducir los plazos a menos de dos meses: 54 días en Cirugía Plástica, 56 en Neurocirugía y otros 54 en Cirugía Vascular.
Parte de la eficacia madrileña le viene dada por su gestión hospitalaria público-privada. En la Comunidad de Madrid, el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz se ha convertido en el gran referente de este modelo. Según los últimos datos del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS), lidera los tiempos más bajos en varias especialidades, con tan solo 20,96 días de espera en Cirugía Plástica y Reparadora; 12,75 días en Neurocirugía, y 16,1 días en Angiología y Cirugía Vascular. También destacan grandes hospitales públicos, como el Hospital Universitario de La Princesa, con 33,25 días en Cirugía Plástica y Reparadora; el Ramón y Cajal, con 29,25 días en Neurocirugía; y los hospitales Gregorio Marañón y Puerta de Hierro Majadahonda, con 32,55 días y 45,49 días respectivamente, para intervenciones de Angiología y Cirugía Vascular.
La Comunidad con menor espera quirúrgica de toda España
Los últimos datos del Sistema Nacional de Salud (SISLE), correspondientes a diciembre de 2024, atribuyen a Madrid 48 días de espera media para operaciones, lo que la convierte la comunidad con menor espera de toda España, situándose 78 días por debajo de la media nacional de 126 días. Todos los hospitales madrileños -tanto los de alta complejidad como los de media y baja- registran tiempos inferiores a esta media. Incluso el hospital de la región con mayor demora, el Príncipe de Asturias, con 79,79 días, se encuentra 46,21 días por debajo del promedio nacional.
Madrid, aunque es la comunidad que enfrenta la mayor presión asistencial, además de menores tiempos de espera, registra también una de las tasas más bajas de pacientes pendientes de una operación, con 10,41 personas por cada 1000 habitantes en lista de espera. En otras autonomías con alta demanda asistencial, como son Cataluña o Andalucía, la tasa asciende al 25,10 y 23,11, respectivamente. En España un total de 846.583 pacientes se encuentran pendientes de una operación, lo que representa una tasa media de 17,80 por cada 1.000 habitantes.
Desigualdades territoriales
Los datos del SISLE revelan, una vez más, las desigualdades territoriales en el acceso a la sanidad pública. Un ciudadano tendrá que esperar tres o cuatro veces más que otro para la misma intervención, según la región donde viva. Mientras en Madrid la demora media para operaciones no supera los 50 días, en otras comunidades como Andalucía esta media se dispara por encima de los 170. Esta variabilidad cuestiona el principio de equidad del Sistema Nacional de Salud y prolonga la atención sanitaria más allá de los tiempos razonables. La espera quirúrgica no es solo una cuestión de incomodidad, prolongarla puede agravar patologías, cronificar el dolor o generar secuelas permanentes.