Este 7 de enero se cumplen ocho años desde que la infanta Cristina fue imputada por el juez de la Audiencia Provincial de Palma, José Castro, en el caso Nóos, que obligó a la hermana del Rey a sentarse en el banquillo. Un año convulso para la Monarquía española, marcado por la abdicación de Juan Carlos I, salpicado por varios escándalos.

El 3 de abril de 2013, el juez Castro imputó dos delitos fiscales a la entonces duquesa de Palma en un proceso judicial por las irregularidades de la Fundación Nóos, que presidía su marido y de la que ella misma formaba parte. que fue complejo y no estuvo exento de sustos previos. En medio de presiones, la Audiencia de Palma aceptó desimputar a la hija menor del Rey, pero el magistrado no se dio por vencido y el 7 de enero de 2014 la citó a declarar como acusada. El 8 de febrero, España presenció la llegada de la infanta al Juzgado en medio de una gran expectación mediática.

Año Nuevo, en Zarzuela

La infanta Cristina ha pasado estas Navidades con su marido, Iñaki Urdangarin, y sus cuatro hijos, en compañía de la familia del exduque de Palma, en Vitoria, y ha disfrutado también el 2 de enero en Zarzuela en compañía de su hermana Elena y la Reina Sofía, antes de regresar a su domicilio habitual en Suiza, donde vive con su hija menor, Irene, quien comienza sus clases el próximo lunes.

Con enero llega también otra fecha señalada para la familia, el cumpleaños, el día 15, de Iñaki Urdangarin, quien cumple 54 años y podría viajar a Ginebra para estar con su mujer, como ha hecho otras veces desde que el pasado mayo la juez de Vigilancia Penitenciaria le diera permiso para salir al extranjero, según Vanitatis.

La hermana de Felipe VI fue absuelta de los delitos que le imputaban y su marido ya cumple condena en tercer grado, en Vitoria, en casa de su madre, con una libertad que es casi completa: duerme en casa y acude a firmar una vez a la semana a la prisión de Zaballa. Le está permitido hacerlo por vía telefónica si está de viaje en el extranjero. Desde su entorno aseguran que el deseo de la pareja es que él pueda terminar su condena en Ginebra, donde ambos desean continuar con una vida tranquila, alejada de los focos.